El mayor diamante blanco del mundo, “The Rock”, y el célebre “Red Cross Diamond”, que se vendió por primera vez con fines benéficos hace 104 años, son las dos grandes estrellas de la subasta que organiza la próxima semana la casa británica Christie’s en Ginebra, y que ha generado grandes expectativas.
“Es la primera vez que presentamos dos diamantes de más de 200 quilates en una misma subasta, y probablemente es algo que no volvamos a ver”, confesó el jefe del departamento de joyas de Christie’s en Ginebra, Max Fawcett, en la jornada de presentación de los artículos a subasta para la prensa y los coleccionistas.
“The Rock”, extraído de una mina sudafricana a principios de este siglo, sale a la venta por segunda vez desde su descubrimiento, y la tricentenaria casa londinense, que medió en la transacción del 2006, espera que alcance esta vez un precio de entre 20 millones y 30 millones de francos suizos (19 millones-28 millones de euros) en la subasta del día 11.
Este diamante de 228.31 quilates con forma de lágrima y capaz de ocupar casi la palma completa de la mano fue vendido inicialmente a un coleccionista privado en Estados Unidos, quien lo engarzó en un collar de Cartier, aunque Christie’s pone nuevamente a la venta la gema desnuda, en su esplendor y sin adiciones.
Un diamante benéfico
La casa de subastas espera que el otro gran protagonista de la subasta sea el “Red Cross Diamond”, de 205 quilates, por el que Christie’s espera que se alcance un precio de entre 7 millonesy 10 millones de francos suizos (de 6.7 millones a 9.6 millones de euros).
Para Christie’s este diamante, cortado de forma que puede observarse una cruz de malta en su corona, es una joya especialmente ligada a la historia de la casa, ya que ésta es la tercera vez que lo pone a la venta, tras la primera de hace un siglo y la segunda en 1973.
En 1918 se vendió en la última de una serie de subastas realizadas durante la Primera Guerra Mundial para recolectar fondos humanitarios para el Comité Internacional de la Cruz Roja y la Orden de San Juan, y logró entonces un precio de 10,000 libras, equivalentes a 736,000 euros actuales.
“En 1973 reapareció aquí en Ginebra, siendo vendido por 1.8 millones de francos (1.7 millones de euros) a un coleccionista privado, y ha permanecido en su familia durante más de 30 años”, relató Fawcett.
Como en 1918, la venta de este diamante ayudará a financiar labores humanitarias de Cruz Roja, aunque en este caso será una parte no especificada de lo recaudado, no su totalidad como hace 104 años.
Regresa con ímpetu
Con la subasta en Ginebra, Christie’s espera mantener la buena salud del mercado mundial de las joyas de más alta gama, recuperado tras una fuerte caída en el 2020, al principio de la pandemia.
“Fue un año complicado para todos, y vivimos niveles mínimos en el mercado de la joyería, pero hemos experimentado una recuperación excepcional y ahora las cifras son las mejores de los últimos diez años”, analizó Fawcett.
Las joyas, no obstante, también se han visto afectadas por la guerra en Ucrania, dado que en condiciones normales un 40% de los diamantes se extraen de minas de Rusia, país afectado por múltiples sanciones comerciales.
“Sin esa fuente disponible, ha habido un enorme aumento de los precios, ante la gran demanda de coleccionistas y compradores privados”, destacó el experto de Christie’s.
Lujo y grandes fortunas
La subasta se celebrará en el Hotel Four Seasons des Bergues de Ginebra, un exclusivo establecimiento a orillas del lago Lemán, y aunque los ojos de muchos estarán en el precio que puedan alcanzar los dos grandes diamantes habrá otros 60 lotes por los que pujar.
Christie’s espera por ejemplo que también se alcance un alto precio por la tiara Fürstenberg, una joya engarzada de perlas y diamantes elaborada por el célebre diseñador austriaco Gustav Flach y que ha estado en manos de la misma familia durante más de un siglo.
En la jornada de presentación, los coleccionistas interesados pueden estudiar sus gemas y joyas más anheladas: aunque vigiladas por personal de seguridad, el personal de Christie’s no tiene problema en sacarlas de sus vitrinas y mostrarlas de cerca, sobre bandejas negras de terciopelo, a los potenciales compradores.