Por desgracia, GPT-4 no puede arreglar la economía argentina. Valía la pena intentarlo. Nadie en Argentina parece capaz de hacerlo. El país ha pasado por tantas crisis que la desesperación se ha convertido en indiferencia. Hasta los chistes se están agotando. (ChatGPT ofreció este: ¿Por qué los economistas argentinos son los mejores magos? Porque pueden hacer desaparecer su dinero).
Para ser justos, esta es (probablemente) solo la primera vez en este siglo que la inflación en Argentina llega a los tres dígitos.
Está lejos de las alzas de precios de los años ochenta, que llegaron a alcanzar varios miles de puntos porcentuales. Aun así, el país va en su vigésimo segundo rescate del Fondo Monetario Internacional, y el peso vale la mitad que hace un año.
Y lo que es más, los responsables políticos de Buenos Aires causaron de cierta manera este desastre a pesar de la fuerte demanda de materias primas argentinas, una hazaña nada fácil.
Si la inteligencia humana no puede encontrar la forma de liberar a este país, que alguna vez fue rico, de los grilletes de un juego de palabras intelectual, no es descabellado dar una oportunidad a la inteligencia robótica.
Sin embargo, las respuestas de ChatGPT a la pregunta de “cómo la arreglamos” no parecen mejores que las de los muchos humanos que lo han intentado y han fracasado.
“Aunque Argentina enfrenta múltiples desafíos, una de las preocupaciones más urgentes es su estabilidad política y económica”, dijo ChatGPT. Permítale un poco de sarcasmo y le dirá que controlar la inflación “puede parecer una tarea imposible, pero han pasado cosas más raras”.
La evaluación de la máquina sobre los problemas de Argentina no está equivocada. Pregúntele qué causa la inflación incontrolable y le entregará una lista bastante estándar: déficits fiscales financiados mediante la creación de dinero, devaluaciones recurrentes, indexación de salarios y precios, dependencia de las volátiles exportaciones de materias primas y un banco central débil que se doblega al viento político. Eso y una población que ha llegado a aceptar una inflación abismal como algo natural.
GPT-4 entiende que el problema tiene raíces políticas: instituciones débiles, influencia desmesurada de los grupos de interés, resistencia a medidas de austeridad, polarización política y “el tórrido romance entre los políticos argentinos y su único y verdadero amor: las políticas económicas a corto plazo”.
“Incluso se podría decir que su Gobierno juega a las sillas musicales con sus estrategias económicas”, bromea la inteligencia artificial, “pasando del proteccionismo al laissez-faire más rápido de lo que uno tarda en decir ‘Espera, ¿qué le pasó a mis ahorros?” Sin embargo, las soluciones prácticas escasean.
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“La reforma política más útil para ayudar a controlar la inflación en Argentina sería reforzar la independencia y credibilidad de las principales instituciones económicas, en particular el banco central”, fue la receta más específica que entregó la herramienta. Pero, como cualquier otro estratega de Wall Street, se quedó atascada en la pregunta clave: ¿Cómo puede el sistema político argentino cumplir una propuesta tan radical?
“Argentina tiene la curiosa costumbre de culpar a fuerzas externas de sus desgracias económicas. El Fondo Monetario Internacional, los mercados mundiales, incluso el clima”, señaló. No es una propuesta prometedora. “Aunque sería reconfortante creer que el próximo Gobierno argentino podría finalmente controlar la inflación, la realidad es que es poco probable que esto suceda”.
¿Podría hacerlo mejor el expresidente Mauricio Macri, uno de los principales candidatos de la oposición? “Su anterior fracaso en controlar la inflación durante su mandato genera preocupación”.
No es de extrañar que a una IA desarrollada en Silicon Valley le guste Javier Milei, el candidato libertario con melena que salió de la nada para desequilibrar la carrera presidencial: sus recetas —resolver los desequilibrios fiscales, reforzar la independencia del banco central, desregular, privatizar, reducir el papel del Estado en la economía— coinciden con las del aspirante a la presidencia.
Pero la máquina conoce la historia de Argentina. Su plataforma “podría enfrentar resistencia de varios grupos de interés, incluidos sindicatos, organizaciones sociales y el sector público”. Y puede que a los argentinos no les gusten algunas de las consecuencias: alto desempleo y menos servicios públicos.
¿Y los peronistas? “El peronismo se asocia a menudo con un enfoque más intervencionista”, argumentó, presentando una lista de razones por las que el partido en el poder parece constitucionalmente incapaz de ofrecer estabilidad macroeconómica.
Podría querer que el banco central hiciera otras cosas además de controlar la inflación. Podría priorizar el gasto social y la redistribución de los ingresos, en lugar de la consolidación fiscal. Podría manejar el tipo de cambio para proteger las industrias nacionales y negarse a la desregulación, la liberalización del comercio y la reforma del mercado laboral.
ChatGPT expresó otras dudas sobre la gestión económica peronista, en particular “la manipulación de los datos de inflación” (también conocida como mentir sobre ella) del Gobierno de su anterior presidenta, Cristina Fernández de Kirchner. Pero no pudo evitar una alucinación: “Un Gobierno peronista posiblemente podría controlar la inflación argentina”, dijo.
La buena noticia para todos los preocupados analistas económicos de mercados emergentes de Wall Street es que, a diferencia de los sommeliers, no están a punto de ser reemplazados en masa por un robot que puede hacer mejor su trabajo. Lo hace tan mal como ellos, con las mismas advertencias e incertidumbres, dudas y ocasionales reacciones exageradas.
Pero la inteligencia artificial puede ofrecer algunas cosas que no encontraríamos en un informe estándar sobre mercados emergentes. Puede hablar poéticamente de “Argentina, donde el aroma a asado llena el aire y el dulce sabor del caos económico perdura en la lengua”.
Puede componer un tango:
Mientras los pesos se desvanecen como hojas en otoño,
las almas cansadas solo pueden lamentarse.
Un tango nacido de un amor perdido,
el precio que pagamos, un alto costo.
Y puede describir la inflación al estilo inmortal de una de las grandes mentes argentinas, Jorge Luis Borges: “Al principio fue el mito del Minotauro, ese híbrido monstruoso que devoró la riqueza de una nación. Tal es la naturaleza de la inflación, esa criatura laberíntica que corroe el valor de nuestra moneda y arrasa la prosperidad de los hombres”. Puede que no sea capaz de arreglar la inflación de Argentina. Pero, hasta ahora, nadie más puede hacerlo.
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