La invasión a Ucrania por parte de Rusia ha paralizado el proceso de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para verificar la eficacia de la vacuna rusa contra el COVID-19, Sputnik V, utilizada por varios países latinoamericanos, que han pedido el aval internacional.
El director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, admitió que todavía no han comenzado siquiera el proceso, en una rueda de prensa en Washington con el secretario estadounidense de Salud, Xavier Becerra.
“Se supone que el equipo de inspección iba a ir (a Rusia) unos días antes de la invasión, y no hay manera de que podamos proceder ahora”, indicó.
La Sputnik V está autorizada en 70 países, entre los que figuran México, Argentina, Venezuela y Bolivia, según el Fondo de Inversión Directa de Rusia (FIDR).
No obstante, la vacuna rusa no ha sido aprobada aún por la OMS, lo que significa que en diversos casos el certificado de inmunización con este suero no sirve para viajar a muchos países.
El jefe de la OMS y el secretario de Salud de Estados Unidos también hablaron de la situación en Ucrania, donde Rusia inició una invasión el pasado 24 de febrero, y de los mecanismos para mantener en pie el sistema de salud del país europeo.
Tedros afirmó que se han registrado 103 ataques contra centros sanitarios en Ucrania, que han dejado al menos 73 muertos y 51 heridos, incluidos pacientes y trabajadores sanitarios.
“Los ataques contra centros sanitarios son una violación del derecho internacional humanitario”, reprochó Tedros, quien aseguró que la comunidad internacional ha enviado 180 toneladas de medicinas al país.
Donación de vacunas
Por otro lado, agradeció a Estados Unidos su liderazgo en la lucha contra la pandemia, destacando especialmente su compromiso en la donación de vacunas.
“Su contribución en muchos retos sanitarios es realmente grande. En cuanto al COVID, la contribución de Estados Unidos es la mayor del mundo. Ha hecho lo mejor”, dijo.
También hizo hincapié en las donaciones de vacunas que ha hecho Estados Unidos a países de todo el mundo, especialmente de África, región donde el 83% de la población todavía no está vacunada.
Tedros celebró que la Administración del presidente Joe Biden esté “fuertemente comprometida” con la meta de la OMS de alcanzar una cobertura de vacunación del 70% de la población mundial.
En ese sentido, Becerra afirmó que Estados Unidos “ha estado en la primera línea de batalla en el combate contra el COVID-19 en el mundo”, con la donación de 1,000 millones de vacunas a otros países.
Tedros y Becerra, quienes usaron mascarilla durante parte del evento por haber estado en contacto con la presidenta de la Cámara Baja de Estados Unidos, Nancy Pelosi, quien dio positivo por COVID, urgieron también al Congreso estadounidense a aprobar fondos adicionales para luchar contra la pandemia.
Los republicanos bloquearon esta semana la aprobación de un paquete de US$ 10,000 millones, que, según la Casa Blanca, debería servir para adquirir vacunas, dosis de refuerzo y medicamentos contra el virus.
“Estoy seguro de que el Congreso se tomará esto muy en serio, porque el liderazgo de Estados Unidos motiva también a otros países”, subrayó Tedros.
Durante su visita a Washington, Tedros no se reunió con Biden, porque el mandatario estaba “muy ocupado”, pero tuvo unas palabras de agradecimiento por la cercanía del presidente estadounidense con la OMS.
Una de las primeras decisiones de Biden al llegar el año pasado a la Casa Blanca fue firmar una orden ejecutiva para frenar la salida de Estados Unidos de la OMS, un proceso iniciado por su antecesor, Donald Trump, quien además había congelado los fondos que Washington aporta a este organismo al considerarlo “sesgado” en favor de China.
Uno de los mayores riesgos sanitarios
Ambos coincidieron también en que, además de la pandemia del COVID, la crisis climática es uno de los mayores riesgos sanitarios que afronta el mundo.
Becerra alertó de que “el planeta está en peligro”, ante lo que destacó el compromiso de Biden de reducir un 50% las emisiones para el 2030.
Según Tedros, siete millones de personas mueren cada año por enfermedades pulmonares derivadas de la polución, y reivindicó que “la crisis climática es una crisis sanitaria”.