“Los países del Golfo ya no están dispuestos a contar con Estados Unidos como garante último de la seguridad regional”, sostuvo Hussein Ibish, del Instituto de Estados árabes del Golfo en Washington.
“Los países del Golfo ya no están dispuestos a contar con Estados Unidos como garante último de la seguridad regional”, sostuvo Hussein Ibish, del Instituto de Estados árabes del Golfo en Washington.

La invasión de Ucrania por Rusia ilustra las antaño impensables divisiones entre Estados Unidos y sus principales aliados del Golfo, Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos (EAU), gigantes petroleros cada vez más independientes en el escenario internacional.

Los dos países miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), que desde hace décadas estuvieron del lado de Estados Unidos, se abstuvieron de apoyar a la administración del presidente Joe Biden en sus esfuerzos por estrangular a Rusia, en el ámbito diplomático y energético.

“Los Emiratos ya no deberían ser vistos como una marioneta de Estados Unidos”, declaraba a CNN el 3 de marzo Abdulkhaleq Abdulá, profesor de ciencias políticas en este país. “Debemos actuar según nuestras prioridades”, agregaba.

Para los analistas, esta nueva posición de los países del Golfo, que se produce tras varios diferendos en estos últimos años -entre ellos el asesinato del periodista Jamal Khashoggi por un comando saudí en Estambul en el 2018- marca un hito en las relaciones con Washington, durante mucho tiempo “protector” de estos Estados, en especial frente a Irán.

Petróleo contra protección

“Desde luego es una fase importante en las relaciones entre el Golfo y Estados Unidos”, declara Anne Gadel, colaboradora habitual del Instituto Montaigne sobre los países de esta región.

Según ella, los países del Golfo “son conscientes de que deben prepararse para un Medio Oriente diferente, y que el equilibrio de poderes está cambiando” a nivel mundial.

Emiratos, que asume actualmente la presidencia del Consejo de Seguridad de la ONU, rehusó votar en febrero un proyecto de resolución de y Albania que condena la invasión de Ucrania.

El conflicto disparó los precios de la energía pero los países del Golfo resisten de momento las presiones occidentales para que aumenten su producción y hagan bajar las cotizaciones.

Los saudíes por su lado subrayaron su compromiso con la alianza petrolera OPEP+, dirigida por Riad y Moscú. Los Emiratos han hecho lo mismo.

El presidente estadounidense y el príncipe heredero saudí Mohamed bin Salman, dirigente de facto del reino, no han hablado desde que asumió el cargo Biden, que había jurado tratar al reino como un Estado “paria” tras el asesinato de Khashoggi, imputado a Mohamed bin Salmán por la CIA.

La alianza de Estados Unidos con Arabia Saudita y con las monarquías vecinas, que remonta a 1945, reposaba sobre un acuerdo “petróleo contra protección”.

En la región, los países del Golfo que acogen tropas y bases estadounidenses, han sido durante mucho tiempo considerados como las marionetas de Washington

Esta situación empezó a cambiar en el 2011, cuando la Primavera árabe marginó a las tradicionales potencias árabes como Egipto y Siria, permitiendo a los Estados del Golfo, considerados más estables y prósperos, desempeñar un rol más importante en la región.

Frustraciones

Arabia Saudita y EAU combaten actualmente en Yemen a los rebeldes hutíes apoyados por Irán, y han reforzado sus vínculos con Rusia y China. Emiratos ha normalizado además sus relaciones con Israel.

Varias frustraciones han crispado las relaciones con Washington, especialmente la apertura de hacia Irán, o el rechazo norteamericano de calificar a los hutíes de “terroristas”

El tema de seguridad está sin embargo en el centro del problema con la ausencia de reacción clara de Washington tras los ataques contra instalaciones saudíes en el 2019, y la voluntad de Estados Unidos de revisar a la baja sus compromisos militares en Medio Oriente.

“Los países del Golfo ya no están dispuestos a contar con Estados Unidos como garante último de la seguridad regional”, estima Hussein Ibish, del Instituto de Estados árabes del Golfo en Washington.

Aunque “Estados Unidos siga siendo un aliado estratégico de primer plano”, estos Estados “quieren diversificar sus opciones diplomáticas”.