Un grupo de expertos advierte de que el aumento de las desigualdades económicas en el mundo provoca disparidades en la salud de los niños y adolescentes, lo que pone en riego los objetivos marcados para reducir la mortalidad en el 2030.
Durante el 2019, se registraron 8,6 millones de fallecimientos de menores de 20 años -entre los que se incluyen muertes fetales-, según expone una serie de estudios publicada este miércoles en The Lancet.
Los autores subrayan que la calidad de vida de este grupo de edad depende en gran medida de su situación socioeconómica, pues aquellos que sufren pobreza temprana tienen el doble de posibilidades de tener mala salud más adelante que los más ricos.
Además, la pandemia de coronavirus ha acentuado las desigualdades y amenaza con revertir los logros alcanzados en los últimos años para mejorar la salud de madres, niños y adolescentes, tal y como prevén los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas.
Los expertos señalan que esta serie de artículos recogidos por The Lancet aportan “abundante evidencia científica” para promover “una agenda holística” entre este amplio grupo, ofreciendo “apoyo social y sanitario integral desde antes de la concepción hasta los 20 años”.
En este sentido, piden a los “líderes globales” que sustituyan “los enfoques actuales”, pues, a menudo, están “fragmentados por grupos de edades o condiciones de salud específicas”.
Por contra, un sistema integral de salud debe abarcar cuestiones relacionadas con la nutrición, prevención, educación, economía y apoyo comunitario, desde antes incluso del embarazo hasta los 20 años de edad.
“Los desafíos que afrontamos para responder a las necesidades de los menores y familias durante la pandemia de covid-19 deben servir como una llamada de atención para la comunidad global, pues subrayan la urgente necesidad de transformar la agenda de salud de niños y adolescentes a escala global”, explica en un comunicado el coordinador de este trabajo, Zulfiqar Bhutta.
Los expertos recuerdan que la probabilidad de mortalidad en los primeros cinco años de vida es un indicador ampliamente usado para medir el capital humano y el progreso efectuado por un país, pero precisan que éste solo ofrece una visión limitada sobre la salud y desarrollo de los menores.
Por ello, prefieren considerar aquí las condiciones de supervivencia, crecimiento, discapacidad y educación en diferentes regiones del mundo, así como sus efectos en etapas cruciales de la vida desde el tercer trimestre del embarazo hasta los 20 años de edad.
Dentro de este rango, la cifras oficiales confirman que en el 2019 se registraron 8,6 millones de fallecimientos, de los cuales 1,9 millones corresponden a muertes fetales (23%) y 2,4 millones fueron muertes neonatales (28%).
De ese total, el 32% incluye las muertes de niños de entre un mes y cinco años de edad (2,75 millones), seguido por el 6% de entre cinco y nueve años, el 4% de entre 10 y 14, y el 7% de entre 15 y 19 años.
“Al examinar la mortalidad y nutrición desde el tercer trimestre de embarazo hasta los 20 años, podemos tener más conocimiento sobre la salud infantil y adolescente. Nuestro análisis indica claramente que los dos primeros años de vida sobre indicadores cruciales de la salud futura”, afirma Robert Black, uno de los autores.