Una muestra del Boeing Starliner en el Centro Espacial Johnson de la NASA. (Foto: Loren Elliott / GETTY IMAGES NORTH AMERICA / AFP)
Una muestra del Boeing Starliner en el Centro Espacial Johnson de la NASA. (Foto: Loren Elliott / GETTY IMAGES NORTH AMERICA / AFP)

La cápsula Starliner de se acopló a la , tras un vuelo de prueba no tripulado clave para recuperar la reputación del gigante aeroespacial estadounidense tras una serie de fallas.

El atraque tuvo lugar a las 00:28 GMT del sábado, con más de una hora de retraso con respecto a lo previsto originalmente debido a las comprobaciones finales durante las maniobras.

Los astronautas a bordo de la ISS y la sala de control en Houston monitorearon de cerca el acoplamiento. La cápsula primero se estabilizó a unas 250 yardas (unos 230 metros) de la estación. Luego, tras un ligero avance, retrocedió para demostrar que podía hacerlo de ser necesario.

Finalmente, tras una nueva parada controlada aunque más larga de lo previsto a 10 metros de la ISS, se inició la delicada maniobra final. Se acercó lentamente, hasta hacer contacto.

“La nave espacial Starliner completa con éxito su histórico primer acoplamiento con la Estación Espacial Internacional, abriendo una nueva ruta al laboratorio orbital para las tripulaciones”, dijo un comentarista en la transmisión en vivo de la.

La escotilla de la cápsula, que transporta unos 230 kilos de suministros para la ISS, se abrió el sábado.

Starliner permanecería acoplada a la ISS durante cinco días, antes de regresar a la Tierra para aterrizar en el desierto del estado estadounidense de Nuevo México, en la base de White Sands.

El éxito de la misión es clave para reparar la maltrecha reputación de Boeing, después de un primer fracaso en 2019.

En aquella ocasión falló el intento por acoplarse a la ISS debido a errores de software, que implicaron quemar demasiado combustible para llegar a su destino e incluso la posibilidad de destruir la nave durante su reingreso.

Un segundo intento estaba previsto para agosto del año pasado, pero fue retrasado desde la plataforma de lanzamiento para solucionar un problema de válvulas, y la capsula debió ser devuelta a la fábrica. La NASA busca certificar a Starliner como un segundo servicio de “taxi” para astronautas hacia la ISS, una función que ya cumple SpaceX, de Elon Musk, desde el éxito en 2020 de su misión de prueba con su cápsula Dragon.

Anomalías

La cápsula Staliner despegó el pasado jueves por la noche desde el Centro Espacial Kennedy, en Florida (sureste de ).

Su único pasajero es un maniquí llamado Rosie the Rocketeer -un juego de palabras acerca de la estrella de la campaña de reclutamiento estadounidense en la Segunda Guerra Mundial, Rosie the Riveter-, cuyo trabajo consiste en colectar datos de vuelo con sensores sobre lo que deberían experimentar los humanos.

La nave siguió la trayectoria correcta pero presentó problemas en dos de los 12 propulsores usados para la maniobra. Sin embargo, la anomalía, que está siendo investigada por los ingenieros de la agencia, no debería afectar la misión, informaron voceros de la NASA en una conferencia de prensa posterior al lanzamiento.

Uno de los 12 propulsores de maniobra orbital y control de actitud (OMAC) de Starliner falló después de un segundo, momento en el que un segundo propulsor entró en acción pero también se apagó tras los 25 segundos.

El software de la nave activó entonces un tercer propulsor, que completó la combustión necesaria.

Los propulsores OMAC se utilizarán para acercar la cápsula a la ISS y para ayudar a retirar la nave de la órbita al final de la misión.

Día de redención

La NASA firmó contratos en 2014 con montos fijos de US$ 4,200 millones para Boeing y de US$ 2,600 para SpaceX, cuando estados Unidos dependía de los cohetes rusos Soyus para llegar a la ISS, tras el cierre de su programa de transbordadores espaciales.

Boeing, con su historia centenaria, fue considerada por muchos como una apuesta segura frente a la prácticamente inexperimentada .

Pero la empresa de Musk envió recientemente su cuarta tripulación de rutina a la ISS, mientras que los retrasos en el desarrollo de Boeing han costado cientos de millones de dólares a la compañía.