Los dos principales candidatos presidenciales de Argentina, que se enfrentarán en una segunda vuelta el 19 de noviembre, tienen puntos de vista diametralmente opuestos en todo, desde la política económica hasta la política exterior y, sobre todo, en el tamaño ideal y el papel del Estado.
El sorpresivo repunte del ministro de Economía, Sergio Massa, el domingo estuvo influenciado en gran medida por los planes sociales que amplió en vísperas de las elecciones.
Pero también fue el resultado de una campaña de marketing que mostraba lo mucho que subirían los precios del combustible, los servicios públicos y el transporte público si su adversario Javier Milei llega a la presidencia y cumple su promesa de eliminar todos los subsidios.
Si bien las políticas fiscales de Argentina son insostenibles —el banco central no puede seguir financiando el gasto público sin avivar una inflación que ya alcanza casi el 140% anual—, Massa sabe cómo los argentinos pobres dependen de los subsidios para sobrevivir a la crisis económica que ha creado sus propias políticas.
Estas son las principales diferencias entre sus planes.
Peso versus dólar
El futuro de la moneda nacional es uno de los desacuerdos más comentados entre el representante del oficialismo peronista y su adversario libertario.
- Milei pretende reemplazar el peso por el dólar, una apuesta de alto riesgo y alta recompensa que podría exacerbar la inflación o acabar con ella. Más adelante, incluso se desharía del banco central, una institución que, según él, comete un delito al imprimir dinero para financiar el gasto público.
- Massa, por otro lado, considera que tanto el peso como el banco central son instrumentos de la soberanía argentina y piensa mantenerlos.
Papel del Estado
Quizás la diferencia más importante entre ambos candidatos es su visión opuesta sobre el papel del Estado en una economía en desarrollo como la argentina.
- Milei tiene una propuesta drástica para reducir el tamaño del Gobierno: incluye la privatización de empresas públicas que generan pérdidas, recortes masivos al gasto público e incluso reemplazar la salud pública por un sistema privado cuyos costos se cubrirían por un seguro médico universal.
- Aunque Massa es muy consciente de que tendrá que implementar medidas de austeridad en un grado sustancial —ahora habla de un superávit presupuestario del 1% del producto bruto interno (PBI) el próximo año—, su enfoque sería más gradual y potencialmente más fácil de digerir para los argentinos.
Algunos inversores consideran que el plan de Massa es políticamente más viable dado el apoyo del peronismo en el Congreso, quizás el único capaz de evitar el descontento social en un país donde más del 40% de la población vive en la pobreza y depende de las ayudas para llegar a fin de mes. Sin embargo, el Fondo Monetario Internacional advirtió que Argentina no tiene tiempo para políticas graduales.
Política exterior
Al tiempo que alardea de su relación con funcionarios de la Administración estadounidense, Massa ha profundizado los lazos diplomáticos de Argentina con China y Brasil, los principales socios comerciales del país. Volvió de Pekín previamente este año con la aprobación de China para gastar más de una línea swap entre ambos países.
El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, también apoyó la candidatura presidencial de Massa, aconsejándole ignorar los compromisos de austeridad contraídos con el FMI y hacer lo necesario para ganar las elecciones. Un equipo de asesores de marketing del Partido de los Trabajadores de Lula también fue enviado a Buenos Aires para trabajar en la campaña de Massa.
Milei, por otro lado, ha dicho que cortaría lazos diplomáticos con Lula y el líder chino Xi Jinping, calificando a este último de “asesino” que no permite que su pueblo viva libremente. En cambio, Milei quiere mejorar los vínculos con Estados Unidos e Israel.
El cambio climático es otro punto de divergencia, ya que el candidato libertario afirma que el calentamiento global no es resultado de la acción humana. Massa, por el contrario, se comprometió a promover políticas medioambientales coherentes con el crecimiento económico.