El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) ha publicado los resultados de su primer análisis de isótopos radiactivos en el área del océano Pacífico donde se está vertiendo el agua tratada de Fukushima y confirmado niveles seguros de tritio.
El que supone el primer muestreo y análisis independiente de aguas de la zona señala que “los niveles de tritio están por debajo del límite operacional de Japón”, indicó la entidad en un comunicado.
Las muestras fueron recogidas por los miembros de la sucursal que el OIEA ha instalado cerca de la accidentada central nuclear nipona en distintos puntos en un radio de tres kilómetros del lugar de descarga, tanto en el mar como en la costa, detalla el informe.
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Las mediciones del OIEA “muestran coherencia con los valores de los que ha informado Tokyo Electric Power Company (TEPCO) -operadora de la planta atómica-, así como con los del Ministerio de Economía de Japón”, añadió el organismo.
TEPCO publica diariamente los resultados de sus análisis de concentración de tritio, el único isótopo radiactivo que no puede ser eliminado con los sistemas actuales de limpieza de aguas radiactivas, que se mantienen por debajo de los límite legales del país, en línea con las directrices de seguridad internacionales.
El OIEA reiteró que mientras los valores se sitúen dentro de esos márgenes, el impacto humano y medioambiental del vertido será nulo.
La entidad ha estado recogiendo muestras marinas de las aguas alrededor de Fukushima en la última década, después de que el Gobierno japonés así se lo pidiera para ayudar en las labores de monitorización del mar tras el accidente atómico de 2011, y considera que los pasos datos por Japón son los oportunos.
El Gobierno japonés alega que el vertido es una parte necesaria de las labores de desmantelamiento de la central.
Millones de toneladas de agua contaminada ha sido generada en las instalaciones desde el accidente, bien por los trabajos de enfriamiento de los reactores dañados y el combustible fundido o de filtraciones de agua de lluvia en las mismas a lo largo de los años.
Este agua es tratada mediante un complejo sistema de filtrado que elimina la mayor parte de los elementos radiactivos nocivos, menos el tritio, antes de su almacenamiento en tanques para ser vertida.
La central se está quedando sin tanques ni espacio físico para instalarlos, por lo que se ha optado por verter el agua depurada al mar, un proceso que se prolongará al menos durante 30 años.
El agua tratada se diluye para reducir los niveles de tritio presentes a menos de una cuarta parte de la concentración permitida según las normas nacionales de seguridad y dentro de los estándares internacionales que baraja el OIEA, una práctica habitual en las operaciones normales de centrales nucleares de todo el mundo.
(Con información de EFE)