Venezuela rompió un periodo de hiperinflación de cuatro años, uno de los más largos del mundo, ya que el Gobierno socialista desaceleró el ritmo de la impresión de dinero y el dólar estadounidense se convirtió en la moneda preferida en el país.
Los precios subieron un 7.6% en diciembre desde noviembre, según el banco central, lo que marca un año completo con una inflación mensual inferior al 50%, el umbral que la mayoría de los economistas suelen utilizar para definir la hiperinflación. En términos anuales, Venezuela cerró el año 2021 con una inflación del 686.4%.
“La hiperinflación en Venezuela se va como vino”, dijo el viernes Ronald Balza, profesor de economía en la Universidad Católica de Caracas. “El Gobierno no tomó medidas para detenerla sino que más bien dejó de hacer lo que la causaba, que es financiarse con emisión monetaria acelerada”.
La reducción en la impresión de dinero es resultado de un menor gasto público, lo que efectivamente redujo el déficit fiscal a menos del 10% del producto interno bruto el año pasado desde cerca del 30% del PIB cuando comenzó la fase de hiperinflación a fines de 2017, según Luis Oliveros, profesor de economía en la Universidad Central de Caracas.
En lugar del bolívar, que es la moneda nacional, el país adoptó extraoficialmente el dólar estadounidense. Más del 60% de todas las transacciones se realizan en la divisa.
“Aunque la inflación en bolívares sigue siendo importante, no recoge toda la información de lo que ocurre con los precios en la economía”, dijo Oliveros. “Hay que prestar atención a los precios en dólares”.
A pesar de haber salido del periodo de hiperinflación, el país aún registra una de las tasas de inflación más altas del mundo.
Si bien los datos oficiales del Gobierno de Venezuela son evidentemente poco confiables, un índice de inflación paralelo recopilado por legisladores de la oposición también presenta una disminución significativa de los precios el año pasado. El índice café con leche de Bloomberg, que rastrea semanalmente el precio de una taza de café en Caracas, muestra que los aumentos se han estabilizado, en particular desde que el Gobierno redenominó su moneda, quitando seis ceros en comparación con el bolívar anterior.
El banco central ha aumentado sus intervenciones en el mercado cambiario, manteniendo el bolívar digital —como se conoce a la nueva moneda— relativamente estable. Desde octubre, viene duplicando con creces su oferta de dólares al mercado, inyectando hasta US$100 millones por semana y manteniendo el tipo de cambio artificialmente por debajo de los 5 bolívares por dólar.
Algunos se preguntan si el Gobierno tendrá el efectivo para continuar con la política. Las reservas del banco central han caído por debajo de los US$6.000 millones, el nivel más bajo en al menos 30 años, excluyendo los fondos del FMI a los que el Gobierno no tiene acceso. Analistas han dicho que es probable que el Gobierno utilice los ingresos petroleros y otras fuentes de ingresos en divisas para intervenir el mercado cambiario.
“Tarde o temprano, vamos a ver un ajuste importante en el tipo de cambio y eso va a tener un impacto en los precios”, dijo José Manuel Puente, profesor del Centro de Políticas Públicas del IESA.