El ‘Día de la Amazonía’ se conmemora este 5 de setiembre en medio de una grave emergencia climática provocada por la peor sequía en décadas y un alto número de incendios que afectan a buena parte de los estados amazónicos brasileños.
Según los datos del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales de Brasil (INPE, por sus siglas en portugués), el país enfrenta la peor crisis de incendios desde 2010, con 68,000 registrados sólo en agosto en todo el territorio nacional.
Una de las regiones con más focos es la Amazonía, donde las llamas avanzan de la mano de una severa sequía que ha obligado a estados como Acre, Amazonas, Pará, Rondônia y Mato Grosso a declarar la situación de emergencia ambiental o de salud pública.
La situación de los incendios forestales en la Amazonía se considera grave en al menos 37 municipios, que registraron más de 1,000 focos en una semana, de acuerdo con el INPE.
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Los datos de agosto indican además que dos ciudades del estado de Pará, donde se ubica el Parque Nacional de la Amazonía, lideran la clasificación: São Félix do Xingu, con 1,443 focos, y Altamira, donde fueron identificados 1,102.
En total, los incendios en la Amazonía brasileña se dispararon un 120% en agosto frente al mismo mes del año pasado.
El panorama también es crítico en el Pantanal, el mayor humedal del planeta que Brasil comparte con Paraguay y Bolivia. En lo que va del 2024, ya se quemaron más de 1.5 millones de hectáreas en esa zona, lo que representa más del 11% del lado brasileño.
En una comisión especial en el Senado, la ministra de Medio Ambiente de Brasil, Marina Silva, alertó de que se puede perder completamente este humedal a finales de este siglo, si no se logra revertir el escenario de calentamiento global.
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En el sureste, la región más poblada del país, el estado de São Paulo aún mantiene 16 ciudades con focos activos, tras la crisis sufrida a mediados de agosto cuando se conoció que casi la totalidad de los fuegos registrados fueron causados por “acción humana”.
Pero los incendios no son el único fenómeno climático que afecta Brasil. Según el Centro Nacional de Monitoreo de Desastres Naturales, el país también enfrenta la mayor sequía desde 1950.
A raíz de esto, la central hidroeléctrica de Santo Antônio ubicada en Porto Velho, capital del estado de Rondonia, en la Amazonía brasileña, se vio obligada a paralizar parte de sus unidades generadoras “por falta de agua suficiente en el río”, informó el Operador Nacional del Sistema Eléctrico.
El río Madeira, que nutre la central, alcanzó esta semana su nivel más bajo de la historia, con 1.02 metros, y, según el Servicio Geológico aún no se prevén lluvias para la región, lo que puede agravar la crisis hídrica.
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