The Economist: ¿Noboa tuvo razón de asaltar embajada para capturar a Glas?

Que la policía nacional allane una embajada es extremadamente inusual. El hecho ha indignado a los diplomáticos y ha sido condenado en todo el mundo. México llevó de inmediato el caso a la Corte Internacional de Justicia de La Haya.

A primera vista, el asalto parece insensato. ¿Por qué Daniel Noboa, el presidente de Ecuador, pondría en peligro la reputación de su país cuando necesita apoyo internacional para su batalla contra las bandas de narcotraficantes, que han amenazado a elementos del propio Estado?

La respuesta parece ser que Noboa cree que Glas es una figura central en esa contienda. Los fiscales ecuatorianos dicen que Glas está involucrado con las pandillas. Si hubiera podido evadir la justicia y huir a México, habría sido vergonzoso para el presidente, sobre todo después de que dos jefes de la droga, Adolfo Macías y Fabricio Colón Pico, escaparon de prisión en enero, pocas semanas después de que Noboa asumió el cargo. El 21 de abril, los ecuatorianos votarán sobre un conjunto de medidas de seguridad propuestas por Noboa, que incluyen penas más severas para delitos relacionados con pandillas, como el secuestro, y la legalización de la extradición de miembros de pandillas.

Para mejorar su reputación en casa, Noboa está dispuesto a arriesgarse al oprobio internacional. Para muchos ecuatorianos, Glas es la encarnación de la corrupción que ha plagado durante tanto tiempo a su país. Mientras ocupó la vicepresidencia, fue conocido como “el constructor” por su éxito en la construcción de infraestructuras, entre las que destacan ocho plantas hidroeléctricas.

Pero los fiscales alegan que todo el tiempo estuvo aceptando sobornos, incluidos unos US$ 13.5 millones de Odebrecht, una empresa constructora brasileña. En 2017, fue sentenciado a seis años de prisión por esos cargos, y en 2020, recibió otra sentencia de ocho años por un cargo diferente de soborno. En 2022, el juez Emerson Curipallo puso en libertad condicional a Glas.

En diciembre de 2023, los fiscales ecuatorianos dijeron que encontraron pruebas de que Leandro Norero, un narcotraficante, le había pagado a Curipallo un soborno de US$ 250,000 para asegurar la liberación de Glas. En marzo, Marcelo Lasso, un compañero de celda de Norero, rindió testimonio en la investigación estatal sobre el crimen organizado y la corrupción. Lasso dijo que había visto a Norero realizar videollamadas con el exjefe de Glas, el expresidente Rafael Correa, en las que discutieron la liberación de Glas. Curipallo se encuentra ahora en prisión por liberar ilegalmente a 60 personas vinculadas al crimen organizado. Asegura que su detención es ilegal.

Sonia Vera, abogada del exvicepresidente, dice que está siendo perseguido y que “no existe el debido proceso”. Vera también dice que Glas intentó suicidarse tres días después de su captura. Desde entonces, se niega a comer. Vera también afirma que Glas fue torturado y dice que todavía no ha recibido los medicamentos que necesita para una enfermedad crónica, el tratamiento para dos pulgares rotos ni los antidepresivos que le recetaron después de presenciar una masacre en la prisión de Cotopaxi. El Ministerio de Asuntos Exteriores de Alemania dice que está intentando establecer contacto con Glas, ya que tiene ciudadanía alemana y ecuatoriana.

Muchos consideran a Glas, que enfrenta más de 30 cargos, deplorable. Comunicaliza, una encuestadora con sede en Quito, calcula que solo el 16% de los ecuatorianos aprueba al exvicepresidente. Algunos, sin embargo, lo ven como un político de oposición que está siendo perseguido por el gobierno por su asociación con la figura divisiva de Correa. El debate en relación con Glas ha estado polarizado, pero ambas partes podrían tener razón. Se puede ser un mal hombre huyendo de la justicia y víctima de una persecución política al mismo tiempo.