“Este es un momento que marca nuestra historia, nuestra economía”, dijo Bolsonaro tras el fin de la operación en la Bolsa de Sao Paulo.  (Foto: EVARISTO SA / AFP).
“Este es un momento que marca nuestra historia, nuestra economía”, dijo Bolsonaro tras el fin de la operación en la Bolsa de Sao Paulo. (Foto: EVARISTO SA / AFP).

La subasta de concesiones del servicio de agua potable y alcantarillado del estado brasileño de recaudó el viernes casi 22,700 millones de reales (unos US$ 4,100 millones), más del doble de lo esperado.

El resultado representa una victoria importante para el presidente Jair Bolsonaro, presente en la licitación que se realizó después de un tira y afloja político y judicial que duró hasta el jueves.

“Este es un momento que marca nuestra historia, nuestra economía”, dijo Bolsonaro tras el fin de la operación en la Bolsa de Sao Paulo. “Este es un gobierno volcado a la economía de mercado, a la confianza de los inversores”, agregó.

La licitación estuvo dividida en cuatro bloques, lanzados por un precio mínimo total de 10,600 millones de reales (US$ 1,900 millones), con previsión de inversiones de 30,000 millones (US$ 5,500 millones) durante los 35 años de duración de la concesión.

Solo tres bloques fueron objeto de una puja y el otro (el de menor valor) quedó sin comprador. Aun así, la suma obtenida duplicó las expectativas.

Las obras deben asegurar los servicios de agua potable y la evacuación de aguas servidas a casi 12 millones de personas de 35 municipios del estado de Río, el segundo más rico de Brasil.

El banco de fomento de Brasil (BNDES) prevé financiar hasta el 55% de las inversiones en estos faraónicos proyectos, que podrían generar 45,000 puestos de trabajo directos e indirectos.

Los vencedores deberán realizar obras de descontaminación de la bahía de Guanabara e infraestructuras en zonas de favelas, algunas de ellas dominadas por bandas de narcotraficantes o por milicias parapoliciales.

Quien brinda actualmente estos servicios es la Compañía Estatal de Aguas y Alcantarillado (Cedae), criticada por la mala calidad del agua que a menudo sale turbia, maloliente y con sabor a tierra.

La idea de dejar en manos privadas la gestión del agua encuentra resistencias entre sindicatos y aquellos que temen que la privatización acarree un aumento de las tarifas. Unas decenas de manifestantes protestaron contra la concesión a las puertas de la Bolsa.

En vilo hasta el final

En la licitación solo participaron grupos brasileños y el gran vencedor fue Aegea, uno de los líderes del sector, que obtuvo dos bloques que abarcan varios sectores de la ciudad de Rio (la capital del estado).

El tercer bloque fue obtenido por el grupo Iguá, que cuenta con un 45% de su capital en manos del fondo de pensión canadiense Pension Plan Investment Board.

La subasta muestra “la confianza en Brasil”, se congratuló el ministro de Economía, Paulo Guedes, cuyo plan de privatizaciones y concesiones para reducir la deuda y los déficits públicos estaba trabado debido a la pandemia de coronavirus.

“Brasil va a retomar el crecimiento, va a superar estas dos olas” de crisis sanitaria y económica, agregó, en momentos en que la pandemia está fuera de control y acumula un balance de más de 400,000 muertos en el país.

La licitación tendrá “un impacto muy positivo para la infraestructura en el sector del saneamiento básico y un peso fundamental en el proceso de estabilización fiscal del país”, dijo el analista Alex Agostini, de la consultora Austin Rating.

La subasta estuvo en vilo hasta último momento, debido a que el jueves la Asamblea Legislativa de Río decidió suspenderla por considerar que no podía llevarse a cabo hasta que el endeudado estado terminase de negociar con el gobierno federal un nuevo régimen de recuperación fiscal.

Pero pocas horas después, el gobernador del estado, Claudio Castro, un aliado de Bolsonaro, emitió un decreto para revertir la suspensión, alegando que el asunto concernía a los concejales de los municipios y no a los legisladores del estado.