Levantar las restricciones cambiarias, aumentar las exportaciones y ordenar las cuentas públicas. Los principales candidatos presidenciales de Argentina coinciden en que esas son las prioridades para resolver los profundos desequilibrios macroeconómicos del país, pero no están de acuerdo en cómo y a qué velocidad aplicar sus recetas.
Terapia de ‘shock’ o gradualismo. He aquí el dilema que afrontan los principales aspirantes a comandar la Casa Rosada desde diciembre próximo, cuando el nuevo Ejecutivo emergente de las primarias del 13 de agosto y de los comicios generales de octubre próximo se haga cargo de atender los muchos males que aquejan a la maltrecha economía argentina.
Con un endeudamiento externo difícil de gestionar, sin acceso a los mercados internacionales, con reservas monetarias exiguas que dejan poco margen para responder ante las recurrentes tensiones cambiarias y para importar los bienes de producción que el país necesita, está claro que la economía languidece por falta de “oxígeno”.
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Los desequilibrios son profundos: déficit fiscal, una maraña de restricciones cambiarias y comerciales y una inflación que se situó en el 115% interanual en junio y que socava el poder adquisitivo de los argentinos y ensancha las filas de la pobreza, en la que ya marcha un desesperanzado 40% de la población.
En este escenario, la solución al “cepo” cambiario aparece como una de las cuestiones clave en las propuestas electorales, que van desde la “dolarización”, una unificación cambiaria lo más rápida posible o un levantamiento gradual del “cepo”.
“La factibilidad de cada una de estas propuestas está atada a muchos factores, como la oferta de divisas comerciales en los primeros meses del nuevo gobierno, la magnitud de la consolidación fiscal propuesta, el apoyo del Fondo Monetario Internacional y otros multilaterales al nuevo programa económico, y la deuda externa privada exigible”, comentó la firma Delphos Investment en un reciente informe.
Muy rápido
La líder de centroderecha Patricia Bullrich, una de los candidatos de Juntos por el Cambio, el principal frente opositor, propone eliminar de manera “inmediata” el “Pac-man” del “cepo” que “se come” las reservas.
“Necesitamos ir muy rápido”, afirma Bullrich, quien promete aplicar una “ingeniería jurídica” que evite que “explote” la economía por la súbita unificación de la veintena de tipos de cambio que coexisten en Argentina.
Buscará, además, un “blindaje”, con nuevos créditos internacionales, y planea erradicar las restricciones a las exportaciones, impulsar reformas laborales e impositivas y una ley de protección a las inversiones, medidas todas que, a su juicio, permitirán un rápido crecimiento en un país cuyo PIB se contraerá este año 3 %, según las últimas proyecciones privadas.
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El candidato libertario, el economista Javier Milei, va más allá: unificación cambiaria, sí, pero mediante el cierre del Banco Central y una dolarización de la economía que podría llevar entre 9 y 24 meses hasta la circulación cotidiana del dólar en la calle.
Un “cambio de 180 grados”, como lo define Milei, quien propone además quitar las trabas al comercio exterior, achicar el Estado, eliminar subsidios y bajar impuestos y gastos en obra pública, un programa que, afirma, asegura el crecimiento, el orden fiscal y una bajada de la inflación.
Orden gradual
El otro candidato de Juntos por el Cambio, el alcalde capitalino, Horacio Rodríguez Larreta, promete ir hacia la unificación cambiaria, pero no hacerla en “el día 1″ de gestión porque, al no haber reservas en el Banco Central, la cotización oficial se dispararía a unos 7,000 pesos por unidad, lo que implicaría hoy una devaluación del 2,300 %.
Antes de la unificación cambiaria, explica, deben recomponerse las reservas monetarias mediante un ‘boom’ de exportaciones de litio, hidrocarburos y del agro y una recuperación de la confianza inversora que permita mejorar la actividad económica, equilibrar las cuentas públicas “en el primer año” de gobierno y acabar con la emisión monetaria que genera inflación.
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“No hay soluciones mágicas ni de un día para el otro”, asevera Rodríguez Larreta, quien asegura tener experiencia de gestión y un plan “realista y sostenible”.
Del lado del oficialismo, el ministro de Economía y precandidato presidencial, Sergio Massa, coincide en que no se puede levantar el “cepo” súbitamente. En ese caso, la pobreza se dispararía al 60%, advierte.
Massa, a cargo de la gestión económica hace un año, también apuesta a un mejor perfil exportador desde 2024 que permita recomponer las reservas y lograr el equilibrio fiscal, pero sin relegar el rol del Estado como ordenador del desarrollo y garante de la inclusión social.
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