
La reforma al sistema de pensiones en Chile no solo proporcionará a las administradoras de fondos más dinero para invertir, sino que también debiese otorgarles mayor libertad para decidir dónde hacerlo rentar, declaró el superintendente de Pensiones, Osvaldo Macías.
El nuevo sistema aprobado en enero establecerá al menos diez fondos generacionales con “carteras de referencia” con márgenes de rentabilidad de los activos que deberán cumplir las Administradoras de Fondos de Pensiones, o AFP. Al mismo tiempo, debería reducir los más de 100 límites que actualmente regulan las inversiones de éstas.
“Hay cambios muy profundos”, afirmó Macías, en una entrevista. “La idea ahora es tener un esquema mucho más racionalizado de límites. Debería ser más libre el régimen”.
La reforma, impulsada por un gobierno que alguna vez había prometido abolir las AFP, de hecho eleva las contribuciones de los empleadores al sistema, reestructura los fondos ofrecidos por las AFP y, lo que es más importante, las mantiene a cargo de la gestión del sistema. A cambio, la reforma busca reducir las barreras de entrada para impulsar la competencia.
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La nueva ley, que tomó más de una década de debate para su aprobación, fue un alivio para el sistema que gestiona US$ 189,000 millones y es, por lejos, el mayor inversionista institucional de Chile. El índice accionario IPSA subió un 2.5% el día después de que el Congreso aprobó la reforma.
La superintendencia iniciará el próximo mes el proceso para contratar a un asesor externo que proponga cómo aplicar el nuevo sistema de inversión. A continuación, sus propuestas serán evaluadas por el Comité Técnico de Inversiones del regulador y por la propia superintendencia. El nuevo régimen de inversión debe completarse antes de septiembre de 2026 y entrar en vigor en abril de 2027.
Camisa de fuerza
Cada una de las siete AFP de Chile ofrece actualmente a sus clientes cinco fondos en función del nivel de riesgo que desean asumir, con restricciones sobre la cantidad que cada fondo puede invertir en acciones, bonos y activos alternativos.
“Entonces todas esas restricciones le ponen una camisa de fuerza y hacen que los fondos sean subóptimos”, afirmó Paulina Yazigi, presidenta de la asociación de AFP. “No han rentado todo lo que podrían haber rentado, pero no porque las AFP hagan mal el trabajo, sino porque tenían muchas restricciones”.
Ese sistema será sustituido por al menos diez fondos determinados por el grupo etario de los afiliados y el regulador establecerá lineamientos a través de carteras de referencia. Las AFP serán penalizadas o recompensadas si su rentabilidad es inferior o superior a los de las carteras de inversión modelo dentro de un margen establecido.
El nuevo marco debería permitir una mayor diversificación y que los fondos asuman más riesgos para aumentar la rentabilidad, señaló Yazigi.
Macías afirma que “van a haber (límites), pero la idea no es llegar nuevamente a 100 limites. Hay que ser cuidadoso y hay que ser prudente. Tiene que ser una combinación de más libertad, pero también hay que cautelar ciertos riesgos”.
El banco central seguirá estableciendo la cantidad máxima que los administradores pueden invertir en activos soberanos y extranjeros.
Prudencia
Yazigi pidió al regulador que no sucumbieran a las presiones políticas a la hora de establecer los detalles del nuevo marco.
“¿Cuán óptimo va a ser, cuán apolítico va a ser?", preguntó. “Se puede generar, y ha pasado en muchos países, mucho lobby, mucha presión de invertir dentro de tu país. Entonces no olvidemos que los fondos de pensiones tienen un mandato por ley que es tener el mejor retorno para que la pensión sea la más alta y no necesariamente fomentar el mercado local”.
El problema también puede estar en la implementación, afirmó, argumentando que la transición de las personas y los activos al nuevo sistema debe ser gradual para evitar la volatilidad en el mercado local.
Los cambios tienen como objetivo aumentar la competencia reduciendo las barreras de entrada para las nuevas empresas. La nueva regulación disminuirá la cantidad de capital que las AFP deben mantener en reserva y permitirán a los nuevos participantes externalizar las tareas administrativas de recaudación y pagos de pensiones, mientras se centran en las estrategias de inversión.
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La idea es alejarse de la mentalidad gregaria que actualmente lleva a todas las AFP a realizar inversiones similares.
“No hay una gran competencia de largo plazo en rentabilidad, porque los incentivos están puestos para competencias de corto plazo”, afirmó Macías. “Se busca un enfoque de largo plazo donde van a haber portafolios de referencia más adecuados a carteras del largo plazo”.
Un punto de discordia será el límite de inversión en activos alternativos. El año pasado, bajo la presión de las AFP, el límite se aumentó al 20% de los activos.
“Seguramente sí, ese tipo de límite va a estar”, explicó Macías. “A lo mejor es más que 20%, porque ahora va a ser flexible”.
Añadió que el regulador está estudiando carteras de referencia que existen para esta clase de activos en otros lugares y que algunos tipos de activos alternativos podrían excluirse del cálculo.
En general, “uno esperaría que fueran mucho menos límites y mucho más libre de lo que hay hoy día”, afirmó Macías.