El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, no tiene previsto responder a otra invasión rusa de Ucrania enviando tropas de combate. Pero podría decantarse por una serie de opciones militares menos dramáticas pero aún arriesgadas, incluyendo el apoyo a una resistencia ucraniana posterior a la invasión.
La razón para no participar directamente en una guerra entre Rusia y Ucrania es sencilla: Estados Unidos no tiene ninguna obligación en virtud de un tratado con Kiev y un conflicto con Moscú sería una gran apuesta, dado su potencial de expandirse a Europa, desestabilizar la región y agravarse hasta un punto donde se podría producir un intercambio nuclear.
Pero hacer muy poco también tiene sus riesgos. Podría sugerir tolerancia hacia futuros movimientos rusos contra otros países del este de Europa, como los países bálticos — Estonia, Letonia y Lituania — aunque éstos, como miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), tienen garantías de seguridad de Washington y del resto de la alianza.
El secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, quien está esta semana en Europa para reunirse con autoridades ucranianas, consultar a los aliados de la OTAN y reunirse el viernes con su homólogo ruso, ha asegurado “un inquebrantable compromiso de Estados Unidos con la soberanía y la integridad territorial de Ucrania”. Pero no ha definido públicamente los límites de ese compromiso.
¿Hasta dónde podrían llegar entonces Estados Unidos y sus aliados para ayudar a Ucrania a defenderse en el caso de que la acumulación de tropas rusas a lo largo de su frontera acabe en una invasión?
¿Por qué no disputar una invasión rusa?
Entrar en guerra contra Rusia en Ucrania podría comprometer las fuerzas y recursos estadounidenses durante años y tener un alto costo personal, con un resultado incierto, en un momento en el que el gobierno de Biden está tratando de centrarse en China como la principal amenaza de seguridad.
Biden afirmó el miércoles que “cree” que el presidente de Rusia, Vladimir Putin, terminará enviando sus fuerzas a Ucrania, aunque dijo también que no piensa que su homólogo busque una confrontación total. Biden no abordó la posibilidad de enviar tropas terrestres a territorio ucraniano para frenar una invasión, algo que había descartado previamente.
El mandatario estadounidense señaló que no sabe cómo utilizará Putin las fuerzas que ha acumulado cerca de la frontera con Ucrania, pero Estados Unidos y la OTAN han rechazado la que Moscú considera su principal demanda — una garantía de que la alianza militar occidental no se expandirá más hacia el este.
Rusia se anexionó la península de Crimea de Ucrania en el 2014 tras el derrocamiento de un presidente afín a Moscú e intervino en el este del país ese mismo año para respaldar a una insurgencia separatista. Más de 14,000 personas han perdido la vida en casi ocho años de combates en esa región.
Mucho en juego
En Ucrania hay mucho en juego, tanto política como militarmente. Los legisladores han intensificado sus críticas hacia la postura de Biden con respecto a Putin. El senador de Oklahoma James Inhofe, el republicano de mayor rango en el Comité de Servicios Armados de la cámara alta, acusó al presidente de “lamentos y apaciguamiento”, pero no ha pedido el despliegue de fuerzas de combate.
Jim Himes, un diputado demócrata de Connecticut que se sienta en el Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes, pidió un “envío aéreo constante” urgente de equipos militares y formadores a Ucrania.
Philip Breedlove, un general retirado de la Fuerza Aérea que fungió como máximo comandante de la OTAN en Europa entre el 2013 y 2016, señaló en una entrevista que no espera ni recomienda que Washington envíe tropas de combate a Ucrania.
En su lugar, Estados Unidos y sus aliados deberían buscar formas de ayudar al país a defender su espacio aéreo y sus aguas territoriales, campos donde Rusia tiene una clara superioridad, agregó.
“Estas son cosas que deberíamos considerar como alianza y como nación”, afirmó. “Si se permite que el señor Putin invada Ucrania y que haya pocas o ninguna consecuencia, veremos más de lo mismo”.
¿Cuáles son las otras opciones de Biden?
Dada su clara inferioridad militar, Ucrania no podría impedir que las fuerzas rusas crucen su frontera. Pero con la ayuda de Estados Unidos y otros aliados, podría disuadir a Putin de actuar si se le convence de que el costo sería demasiado alto.
“La clave para frustrar las ambiciones rusas es evitar que Moscú obtenga una rápida victoria y elevar los costos económicos, políticos y militares con la imposición de sanciones económicas, asegurando el aislamiento político con Occidente y planteando la posibilidad de una insurgencia prolongada que desgaste al ejército ruso”, escribieron el politólogo Seth Jones y Philip Wasielewski, un exagente paramilitar de la CIA, en un análisis para el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales el 13 de enero.
La Casa Blanca ha sugerido que sus ideas van en la misma línea.
¿Cómo respalda ahora EE.UU. al ejército de Ucrania?
Según el secretario de prensa del Pentágono, John Kirby, en Ucrania hay alrededor de 200 soldados de la Guardia Nacional para formar y asesorar a las fueras locales, y el martes señaló que no hay planes para aumentar su número.
Además, hay una cantidad no revelada de agentes de operaciones especiales en misión de entrenamiento. Kirby no concretó si las tropas se retirarán en caso de una invasión rusa, pero afirmó que el Pentágono “tomará todas las decisiones apropiadas y adecuadas para asegurarse de que nuestra gente está segura en cualquier caso”.
El gobierno dijo el miércoles que destinará US$ 200 millones más en ayuda militar defensiva a Ucrania. Desde el 2014, Estados Unidos ha destinado a Ucrania cerca de US$ 2,500 millones de ayuda a su defensa, incluyendo misiles antitanques y radares.
¿Cómo podría ayudar EE.UU. a Ucrania tras una invasión?
No está claro. El asesor de Seguridad Nacional Jake Sullivan dijo la semana pasada que Estados Unidos podría “reforzar drásticamente” su respaldo a la “integridad territorial y soberanía” ucraniana, pero no ofreció más detalles.
La Casa Blanca señala que está abierta también a enviar refuerzos militares a los aliados de la frontera oriental de la OTAN que quieran respaldo estadounidense.
Jones y Wasielewski sostienen que, además de aplicar sanciones severas contra Moscú en el caso de una invasión, Estados Unidos debería proporcionar a Ucrania un amplio rango de asistencia militar sin costo alguno. Esto incluiría sistemas de defensa aérea, sistemas antitanques y antibuques, sistemas de guerra electrónica y ciberdefensa, y munición para armas pequeñas y artillería, entre otros.
“Estados Unidos y la OTAN deberían prepararse para ofrecer apoyo a largo plazo a la resistencia ucraniana, independientemente de la forma que termine adoptando”, escribieron. Esta ayuda podría entregarse abiertamente con la ayuda de las tropas de Washington, incluyendo las fuerzas de operaciones especiales, o a través de una acción encubierta encabezada por la CIA y autorizada por Biden, agregaron.
Esto podría poner a efectivos estadounidenses en primera línea de fuego, arrastrando a Washington al combate que está decidido a evitar.