El logotipo de la petrolera estatal argentina, YPF, se ve en su sede en Buenos Aires el 30 de junio de 2025. (Foto de Luis ROBAYO / AFP)
El logotipo de la petrolera estatal argentina, YPF, se ve en su sede en Buenos Aires el 30 de junio de 2025. (Foto de Luis ROBAYO / AFP)

La petrolera , sacudida este lunes por un fallo de una jueza de Nueva York en contra del Estado argentino, es una de las mayores empresas del país suramericano, columna vertebral del mercado de hidrocarburos de Argentina y clave para su balanza energética.

La estratégica compañía ha quedado en el ojo de la tormenta este lunes, luego de que la jueza superior de Distrito de los Estados Unidos Loretta Preska ordenara al Estado argentino a que en un plazo de dos semanas transfiera a un banco neoyorquino su participación accionarial del 51% en YPF para cumplir con un fallo adverso en un millonario litigio, una decisión que el Gobierno de apelará.

La mayor productora de petróleo y gas de y una de las principales a nivel global en el segmento de los hidrocarburos no convencionales fue fundada por el Estado argentino el 3 de junio de 1922, quince años después del primer descubrimiento de petróleo en el país.

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(YPF) fue una de las empresas pioneras en el mundo como petrolera estatal integrada verticalmente e inspiró la creación de otras grandes del sector, como la brasileña Petrobras.

A principios de la década de 1990 pasó de ser una sociedad estatal a ser una sociedad anónima, estatus que aún conserva, con el Estado como principal accionista (51%) y un 48.98% de las acciones cotizando en las bolsas de Buenos Aires y Nueva York.

De Repsol a la nacionalización

La ola privatizadora del Gobierno de Carlos Menem (1989-1999) alcanzó a YPF, que en 1999 quedó bajo el control de la española Repsol.

En 2007, el grupo argentino Petersen, de la familia Eskenazi, afín al entonces presidente Néstor Kirchner (2003-2007), compró un 14.9% de YPF a y en mayo de 2011 adquirió un 10% adicional.

El ingreso de Petersen fue respaldado por el Gobierno, que miraba con recelo la gestión que un grupo extranjero hacía de una empresa históricamente estratégica para Argentina.

Finalmente en 2012, la entonces presidenta (2007-2015) avanzó con la expropiación a Repsol del 51% que conservaba en YPF tras alegar que la española no realizaba las inversiones suficientes para revertir el declino en la producción de hidrocarburos en Argentina.

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Repsol acudió a tribunales internacionales, reclamo del que desistió en 2014, cuando Argentina le pagó unos US$ 5,000 millones en bonos, aunque la saga por la nacionalización del YPF continuó en tribunales de Nueva York.

Allí se presentaron en 2015 la firma inglesa Burford Capital y la estadounidense Eton Park, las cuales habían adquirido los derechos de litigio de Petersen.

Burford y Eton Park reclamaron millonarias compensaciones alegando que el Estado argentino, al momento de la nacionalización de YPF, debió lanzar una oferta pública de adquisición por el resto de las acciones que no pertenecían a Repsol.

En 2023 Preska falló a su favor y condenó al Estado argentino a pagarles US$ 16,100 millones, sentencia que la jueza ordenó este lunes ejecutar con la entrega de las acciones.

El motor de Vaca Muerta

Desde que el Estado retomó el control de YPF, las inversiones de la petrolera crecieron fuertemente, con desembolsos el año pasado por US$ 5,041 millones.

La mayor parte de estas inversiones se han enfocado en Vaca Muerta, la colosal formación de hidrocarburos no convencionales descubierta por YPF en 2011 y que constituye la segunda mayor reserva mundial de ‘shale’ gas y la cuarta más grande de petróleo no convencional.

YPF inició y actualmente lidera el desarrollo masivo de Vaca Muerta, que ya aporta el 55% del crudo y la mitad del gas que produce Argentina y que ha permitido al país revertir el déficit de su balanza energética.

Según el último balance trimestral de YPF, la compañía tiene activos por US$ 29,714 millones y un patrimonio neto por 11,908 millones.

Además de producir el 40% de petróleo y el 30% del gas del país, tiene tres refinerías (50% de la capacidad de refino de Argentina), una amplia red de gasolineras, participación en oleoductos, la distribución de gas y la generación de energías renovables.

La empresa está inmersa en multimillonarios proyectos en sociedad con otras petroleras para exportar por vía marítima petróleo y gas licuado extraídos de Vaca Muerta.

En 2024 YPF logró una ganancia neta por US$ 2,393 millones, frente a pérdidas en 2023 por US$ 1,277 millones, de la mano de una creciente actividad en Vaca Muerta.

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