
El presidente electo de Bolivia, Rodrigo Paz, hará esta semana un viaje a Estados Unidos para reunirse con organismos financieros internacionales y gestionar un fondo de estabilización que permita sacar a flote la economía tras marcar un acercamiento con Washington y distanciarse del bloque del ALBA, del que su país es miembro junto a Cuba, Nicaragua y Venezuela.
Paz, un centroderechista de 58 años, espera reunirse en Nueva York con funcionarios del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la Corporación Andina de Fomento (CAF) y el Banco Mundial (BM) en busca de “dólares frescos”.
“Ahora ya vamos con mayor capacidad (de decisión) y decir esta es la hoja de ruta”, dijo Paz en una entrevista con la televisora Red Uno.
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Bolivia enfrenta la peor crisis económica en cuatro décadas con una aguda escasez de combustibles y una inflación acumulada a septiembre de 18%.
“Hemos generado un giro al mundo, nos tenían secuestrados ideológicamente por 20 años, hemos perdido mercados como el de Estados Unidos. Ahora queremos desprendernos de esa densidad ideológica”, dijo Paz en alusión a los gobiernos de izquierda de Evo Morales (2006-2019) y Luis Arce (2020-2025).
Bolivia se integró a la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) en 2006, dos años después de su creación por Cuba y Venezuela como una alianza contraria al Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) impulsada por Estados Unidos.
Por su parte El Tribunal Supremo Electoral (TSE) proclamó el lunes a Paz como ganador de los comicios con el 54.96% de los votos.

Las declaraciones de Paz a una semana de ser electo le han ganado la suspensión de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) por “conducta anti bolivariana y proimperialista” después de que dijera que no reconocerá a gobiernos que no sean democráticos ni los invitará a su investidura.
El presidente electo adelantó que su gobierno cooperará con todas las organizaciones internacionales en materia de seguridad incluyendo la agencia antidrogas de Estados Unidos (DEA por sus siglas en inglés), expulsada por Morales a finales de 2008 por injerencia en asuntos internos.
Líderes políticos y organizaciones civiles han pedido el retorno de la DEA ante un incremento de la violencia vinculada a organizaciones criminales que controlan el tráfico de cocaína en Bolivia. El fin de semana el hijo de una alcaldesa de un pueblo del departamento de Beni, en el noreste, fue asesinado a tiros por presuntos sicarios. El viceministro de Régimen Interior, Jhonny Aguilera, dijo que el crimen podría estar asociado a un “ajuste de cuentas” entre bandas rivales de narcos.
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Las declaraciones de Paz sobre la DEA han marcado diferencias con el vicepresidente electo, el excapitán de policía Edman Lara, quien en su cuenta de TikTok sostuvo que “la policía boliviana reestructurada... no necesita de la DEA”.
Desde la misma red social Lara dijo el lunes que Paz “ya no contesta las llamadas, ya no responde a los mensajes, quiero pensar que está ocupado”.
Lara ha tenido pocas apariciones junto a Paz durante la campaña y ha marcado sus diferencias con sus declaraciones y propuestas. “Puede ser una piedra en el zapato de Paz”, dijo el analista Carlos Valverde en referencia al futuro vicepresidente.
El fin de semana el presidente electo se reunió con los sectores empresariales de Santa Cruz, el motor agroindustrial del país, a los que prometió apoyar y dijo que buscará promover la llegada de inversiones.







