
Porsche AG y Mercedes-Benz Group AG serán las más afectadas por la última andanada comercial del presidente Donald Trump, ya que se enfrentan a un posible golpe de € 3,400 millones (US$ 3,700 millones) por los nuevos aranceles estadounidenses sobre los automóviles importados.
Los aranceles adicionales del 25% de Trump, que se recaudarán a partir del 3 de abril, podrían acabar con alrededor de una cuarta parte de las ganancias operativas previstos para 2026 de Porsche y Mercedes, según Bloomberg Intelligence.
Para compensar el impacto, es posible que los fabricantes tengan que subir los precios o trasladar más producción a Estados Unidos.
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Los gravámenes amenazan con trastocar la dependencia de la industria automovilística europea de las exportaciones al lucrativo mercado estadounidense.
Los fabricantes de automóviles alemanes son los que corren mayor riesgo, ya que envían más vehículos a Estados Unidos que a cualquier otro país, incluidos muchos de sus modelos de motor de combustión de mayor margen, como el deportivo Porsche 911 y el sedán Mercedes S-Class.

Las acciones de Porsche cayeron hasta un 5% en Fráncfort, las de Mercedes hasta un 5.2% y las de BMW AG hasta un 4.9%. Volkswagen AG, que también es propietaria de Audi y Lamborghini, bajó hasta un 4.3%, mientras que Aston Martin Lagonda Global Holdings Plc se desplomó un 8.9% en Londres.
La última medida de Trump es “una señal fatal para el comercio libre y basado en normas”, dijo el lobby automovilístico alemán VDA, instando a Bruselas a negociar un acuerdo con Washington.
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Más allá de los mayores fabricantes de automóviles de Alemania, los gravámenes también amenazan con perjudicar a los fabricantes de piezas, como Robert Bosch GmbH y Continental AG.
La mayoría de los fabricantes de automóviles alemanes tienen fábricas en Estados Unidos donde producen automóviles tanto para compradores locales como para la exportación.
Mientras la Unión Europea analiza una respuesta, cualquier escalada de la guerra comercial podría dañar aún más a una industria que ya está lidiando con el aumento de los costos y la baja demanda.
Porsche, que está luchando con la caída de las ventas en China, puede ser la más expuesta. El fabricante de automóviles de lujo ha crecido de manera constante en los últimos 15 años en Estados Unidos, que acaba de superar a China como su mercado número uno en el mundo. Pero los concesionarios estadounidenses de Porsche dependen totalmente de las importaciones, ya que el fabricante no tiene ninguna fábrica allí.