La pandemia marcará el comienzo del mayor retiro para el consumo mundial de carne en décadas.
El consumo per cápita de este año caerá a su nivel más bajo en nueve años, y la caída del 3% respecto al año pasado representa la mayor disminución desde al menos 2000, según datos de Naciones Unidas. Mientras tanto, analistas de todo el mundo predicen disminuciones no solo per cápita, sino también para la demanda general en sus regiones.
Ese es un cambio dramático para una industria que se ha basado en un crecimiento constante. En particular, el cambio está ocurriendo en todos los mercados principales, incluso en EE.UU., donde se predice que el consumo de carne per cápita no volverá a los niveles previos a la pandemia hasta al menos después de 2025.
Hay una serie de factores que contribuyen al cambio. Las consecuencias económicas del coronavirus implican que los consumidores están reduciendo las facturas de comestibles. Los cierres de restaurantes han afectado la demanda, ya que las personas comen más carne cuando cenan afuera. En China, que representa aproximadamente una cuarta parte del consumo mundial, existe una creciente desconfianza sobre los productos animales después de que el Gobierno sugiriera una relación entre la proteína importada y un brote en Pekín. Las interrupciones en la producción, como los brotes en plantas que provocaron una crisis de la industria en EE.UU., también crearon problemas de suministro que llevaron a una menor ingesta de carne.
Los defensores del clima han estado pidiendo durante años un menor consumo de carne. Según algunas mediciones, la agricultura genera más emisiones globales de gases de efecto invernadero que el transporte debido, en parte, a la producción ganadera. La carne y los lácteos solos son responsables hasta del 18% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero causadas por humanos.
Lo que queda por ver es hasta qué punto dura el cambio pandémico. Si los consumidores se acostumbran a tener menos carne en condiciones de pandemia, ¿podría eso traer una nueva era para las dietas globales?
Hay indicios de que se está produciendo un cambio estructural, ahora que millones comen más proteínas de origen vegetal debido a preocupaciones ambientales. Mientras tanto, la explosión de las infecciones por coronavirus en los mataderos y las plantas procesadoras –de EE.UU. a Brasil y Alemania– han resaltado el costo de la industria en sus empleados, que manejan trabajos peligrosos por bajos salarios y pocos beneficios. Sin embargo, aún es demasiado pronto para saber si el nuevo escrutinio público sobre las condiciones de los trabajadores afectará la demanda.
Al mismo tiempo, ahora que los consumidores se han acostumbrado más a cocinar en casa, ese hábito podría mantenerse, especialmente a medida que se predice que la industria de servicios de alimentos paralizada se reducirá. Cerca de 2,2 millones de restaurantes de todo el mundo podrían cerrar, según la consultora Aaron Allen & Associates. La pérdida del servicio de alimentos es un “choque de demanda importante que tomará mucho tiempo para recuperarse”, asegura Altin Kalo, analista en Steiner Consulting Group.
“Si los restaurantes se ven estructuralmente diferentes en el futuro, y la cantidad de ocasiones para comer fuera del hogar se altera permanentemente, entonces creo que es justo decir que puede haber menos consumo de carne”, asegura el experto en agronegocios de Boston Consulting Group Decker Walker. “Las personas seguirán consumiendo la misma cantidad de calorías, pero lo harán en casa, donde el porcentaje de carne es menor”.
La disminución prevista para este año también vendría después de una caída en el consumo global per cápita en 2019, cuando la peste porcina africana mató a millones de cerdos en China, lo que aumentó los precios minoristas de la carne de cerdo y redujo la demanda. Las pérdidas durante dos años consecutivos significarán una caída de cerca de 5% en el consumo per cápita desde 2018, según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura.
Todavía existe la posibilidad de que el consumo mundial total pueda aumentar este año. Eso es porque la población podría estar creciendo a un ritmo más rápido que la producción de carne. Aún así, las reducciones por persona marcan un punto de inflexión para la industria.