La oposición de centroderecha se imponía el domingo al oficialismo de centroizquierda en los comicios de medio término de Argentina, claves para el control del Parlamento en medio de una grave crisis económica.
Con un escrutinio nacional avanzado al 81%, la coalición opositora Juntos por el Cambio derrotaba al peronismo en los principales distritos del país, lo que indefectiblemente afectará la capacidad de gestión del mandatario peronista Alberto Fernández y allanará el camino de la oposición hacia las elecciones presidenciales de 2023.
En la provincia de Buenos Aires, el principal distrito del país, Juntos por el Cambio obtenía el 40% de los votos frente al 38.4% del oficialismo, con un escrutinio local avanzado al 76.4%.
La oposición obtenía un 47% de votos frente al 25% del oficialista Frente de Todos en la capital argentina, con un conteo avanzado al 92%.
La centroderecha también se imponía en provincias importantes como Córdoba, Santa Fe, Chubut y La Pampa, lo que dejaría al peronismo sin el control del Senado tras casi 40 años.
El Congreso debe tratar próximamente desde reformas judiciales y tributarias hasta un eventual acuerdo para renegociar una deuda de 45,000 millones de dólares con el Fondo Monetario Internacional (FMI), trámites que ahora podrían dificultarse para el Gobierno.
“Esto va a tener una gran repercusión en el interior tanto del Gobierno como del Frente de Todos (oficialismo)”, dijo a Reuters el analista político Ricardo Rouvier.
Tras imponerse con holgura en los comicios presidenciales de 2019, la imagen de Fernández se ha derrumbado en el último año por una prolongada crisis económica, con una inflación cercana al 50% -que impactó especialmente sobre la clase baja-, y por las críticas a su gestión de la pandemia de coronavirus.
“Mañana es lunes y la Argentina continúa. Mañana (estaremos) con toda la fuerza para seguir gobernando y haciendo lo que tenemos que hacer para que el país esté bien”, dijo el presidente Fernández a periodistas antes de conocerse los resultados.
Las disputas dentro de la coalición gobernante entre Fernández y su poderosa vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner, también generaron descontento entre los votantes y añadieron incertidumbre al futuro económico y político de la nación, cuya moneda sufrió una profunda caída en los últimos días.
“Vengo a votar con la esperanza de que todo cambie. Estamos cansados. Cada día estamos un poco peor y lo triste es que nuestros hijos solo ven una salida para su vida en el exterior”, dijo Mirta Laria, ama de casa de 62 años, en Buenos Aires.
En los comicios se renovarán 127 asientos de la Cámara de Diputados, sobre un total de 257, mientras que en el Senado ocho provincias disputarán 24 bancas sobre un total de 72.
“Mi voto es para el oficialismo. Vengo de una familia peronista y veo que el oficialismo está haciendo bien las cosas”, señaló a Reuters Yanina Cabral, de 34 años, que tiene un emprendimiento de repostería en la ciudad de Santa Rosa, provincia de La Pampa.
En la Cámara Baja, donde el oficialismo tiene el bloque más numeroso pero no la mayoría, se espera que se mantenga el equilibrio de fuerzas.
La clave de la elección, sin embargo, estaba en el Senado, donde el peronismo perdería la mayoría que allí ostenta desde 1983, cuando el país volvió a votar tras una sangrienta dictadura. El resultado en regiones de baja población como La Pampa o Chubut era decisivo para la conformación del Senado .
El triunfo opositor podría generar nuevas rispideces entre el moderado Fernández y su radical vicepresidenta, Fernández de Kirchner, aunque difícilmente decidan romper la coalición de Gobierno.
En medio de severas dificultades económicas, muchos analistas se preguntan si el Gobierno responderá a los comicios con un giro ortodoxo o, por el contrario, con una radicalización hacia la izquierda.