Ganó las elecciones generales de Alemania y ahora el hombre que ha sido vicecanciller durante tres años de Angela Merkel ha asumido su puesto.
El Bundestag, el parlamento alemán, invistió este miércoles a Olaf Scholz como nuevo canciller.
Su formación, el Partido Socialdemócrata (SPD), de centro izquierda, gobernará junto a Los Verdes y al Partido Democrático Libre, en lo que ha sido bautizado como el “gobierno semáforo”, por los colores de los partidos que lo van a formar (rojo de los socialdemócratas, verde de los verdes y amarillo de los liberal-demócratas), según la BBC.
El traspaso de poder marca el final de la carrera política de 31 años —16 de ellos como canciller— de Merkel- quien recibió una larga ovación en el Bundestag.
Larga carrera política
Scholz, de 63 años, lleva años en la primera línea de la política alemana, por lo que difícilmente será una sorpresa para los votantes.
Es visto como una garantía de estabilidad y moderación, y en las elecciones de septiembre logró llevar a la izquierda alemana a una victoria que se le resistía hacía años.
“El canciller Scholz no es conocido por su carisma ni por sus discursos inspiradores. De hecho, en su estilo, su actitud e incluso sus políticas tiene un increíble parecido con Angela Merkel”, subraya la corresponsal de BBC en Alemania, Jenny Hill.
Está casado con su compañera del SPD Britta Ernst, creció en Hamburgo y entró en la política como líder de la Juventud Socialista, después de haber estudiado Derecho laboral.
Fue alcalde de Hamburgo de 2011 a 2018 y elegido por primera vez para el Bundestag en 1998.
Desde 2018 ha sido vicecanciller y ministro de Finanzas en el gobierno de coalición de Merkel.
Su pragmático manejo de la crisis de la covid-19 le valió muchos elogios y altos índices de aprobación.
Manejo de la pandemia
Como ministro de Finanzas, Olaf Scholz supervisó el paquete de financiación de emergencia de 750,000 millones de euros (US$884,000 millones) elaborado por el gobierno federal para ayudar a las empresas y trabajadores alemanes a sobrevivir a la pandemia.
“Estamos poniendo todas nuestras armas sobre la mesa para demostrar que somos lo suficientemente fuertes para superar cualquier desafío económico que este problema pueda plantear”, dijo Scholz.
Presidió las reuniones del gabinete cuando la canciller Merkel se tuvo que autoaislar como medida de precaución.
A pesar de todos los problemas por la pandemia, Scholz tenía una plataforma para gestionar una cantidad colosal de prestaciones estatales y luchar por la cohesión social, fiel a sus raíces de izquierda.
Antes de que se anunciara su candidatura para el cargo de canciller, cuando se le preguntaba si se presentaría, decía: “tenemos que trabajar, no dejarnos llevar por las vanidades”.
Con Francia, Scholz también fue el arquitecto del fondo de recuperación de la Unión Europea.
No obstante, sus detractores cuestionan su historial como ministro de Finanzas y lo acusaron de fracasar en dos grandes escándalos financieros: Wirecard y el fraude comercial cum-ex.
El colapso de la empresa de pagos Wirecard fue el mayor escándalo de fraude en Alemania y un informe de este año dijo que Scholz fue responsable del fracaso del regulador alemán.
También se vio envuelto en una estafa de dividendos de acciones cum-ex porque era alcalde de Hamburgo cuando se perdieron millones de euros.
Sin embargo, ninguno de los dos asuntos le perjudicó demasiado en las elecciones. Los comentaristas sugirieron que los escándalos eran demasiado complejos para que los votantes se preocuparan.
Frustraciones en la izquierda
Dentro de las filas del SPD, Olaf Scholz es visto como conservador. El partido está codirigido por Saskia Esken y Norbert Walter-Borjans, quienes están más a la izquierda.
De hecho, prometió a los votantes continuidad después de 16 años de gobierno de la conservadora Merkel.
El SPD fue socio menor de la coalición de los demócrata-cristianos (CDU) de Merkel durante gran parte de los últimos ocho años y muchos miembros del partido se quejaron de que las políticas acordadas por la “gran coalición” eran demasiado conservadoras.
Ahora, Scholz tendrá que entenderse con sus dos socios de coalición, liderados por políticos más jóvenes y cuyas fuerzas sumaron en conjunto más votos que el SPD, por lo que el nuevo canciller tendrá que hacer concesiones a sus compañeros de viaje y hará falta un esfuerzo negociador.