La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) ha revisado al alza sus cálculos sobre la recaudación que se conseguirá con los dos acuerdos internacionales sobre un tipo mínimo del 15% para el impuesto de sociedades y sobre la obligación de que las multinacionales paguen en los países donde tienen actividad.
El tipo mínimo del 15% se traducirá en unos US$ 220,000 millones anuales a nivel mundial, que equivalen al 9% de los ingresos anuales por el impuesto de sociedades, una cifra netamente superior a los US$ 150,000 millones que se calcularon inicialmente, anunció este miércoles.
En cuanto a la atribución de nuevos derechos de imposición a los países en los que hagan negocio las multinacionales, aunque no tengan la sede allí, afectará a unos US$ 200,000 millones de beneficios, y no US$ 125,000 millones, que fue el cálculo que se hizo tras alcanzarse esos acuerdos en julio de 2021.
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Eso supondrá un reparto diferente entre países de los impuestos que las compañías tendrán que abonar por esos beneficios, pero también se generarán unos ingresos adicionales para las arcas públicas de entre US$ 13,000 y US$ 36,000 millones a nivel global.
La OCDE subrayó que la aplicación a gran escala de ese dispositivo “contribuirá a estabilizar el sistema fiscal internacional, a mejorar la seguridad jurídica en materia fiscal y a evitar la multiplicación de los impuestos unilaterales sobre los servicios digitales y de los contenciosos comerciales y fiscales” que se derivarían.
Sus técnicos estiman que ese tipo de medidas unilaterales que se pondrían en marcha sin el acuerdo internacional para un reparto más equitativo de la fiscalidad sobre los beneficios podrían amputar el PIB en un 1% anual.
Ese “primer pilar” de los acuerdos de julio de 2021, suscritos por más de 135 países y jurisdicciones de todo el mundo, que representan más del 90% del producto interior bruto (PIB) mundial, establece la obligación de que grandes empresas, en particular del sector digital, paguen impuestos allí donde tienen actividad, no solo donde declaran su sede física, elegida con frecuencia para evitar tasas.
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Por lo que se refiere al tipo mínimo del 15% para el impuesto de sociedades, afectará a las empresas con una facturación de al menos US$ 750 millones que estén implantadas en más de un país.
La OCDE, que fue la que dirigió las negociaciones que desembocaron en los acuerdos de hace dos años y medio, insistió en que las reformas “garantizarán una atribución más justa de los derechos de imposición entre jurisdicciones de las multinacionales mayores y más rentables, incluidas las digitales.
Las ganancias del “primer pilar” estarán muy repartidos entre todos los países, ricos y pobres, a excepción de los llamados “centros de inversión”, que en muchos casos funcionan como paraísos fiscales, puesto que atraen a muchas empresas para que establezcan sus sedes a cambio de tasas bajas o nulas, y que obviamente saldrán perdiendo, según su nuevo análisis.
En concreto, los que saldrán más beneficiados serán los países de ingresos bajos o medios, ya que obtendrán nuevos derechos de imposición sin que los que tienen actualmente se vean afectados. de bajos ingresos, de ingresos medios y ricos
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Esta nueva evaluación llega semanas después de que en diciembre la UE consiguiera desbloquear las negociaciones entre sus miembros para aplicar en bloque el “pilar dos” sobre el tipo mínimo del impuesto de sociedades.
Ese mismo “segundo pilar” se ha incorporado recientemente también en los presupuestos de otros países como Reino Unido y Canadá, y se ha votado en Corea del Sur.
También han anunciado su intención de transcribirlo en su normativa fiscal Sudáfrica, Hong Kong, China, Singapur y Suiza, entre otros.
Además, Australia, Jersey, Malasia o Nueva Zelanda están lanzando consultas públicas para incorporarlo.
Fuente: EFE.