Los actuales altos precios internacionales de los granos representan un bálsamo para la compleja situación monetaria y fiscal de Argentina, que este año se beneficiará de millonarios ingresos extraordinarios por sus exportaciones agrícolas.
Pese a que la cosecha de Argentina de la campaña agrícola 2020-2021 resultará menor a la del ciclo previo, el país se está beneficiando de un ciclo alcista en los precios internacionales de los granos, que no han dejado de crecer desde julio pasado.
Con una cosecha proyectada por la Bolsa de Cereales de Buenos Aires de 46 millones de toneladas en Argentina, el maíz, el principal cultivo del país suramericano, llegó este mes a cotizar en los mercados internacionales a unos US$ 300 por tonelada, un valor que no alcanzaba desde el 2013 y que casi duplica la cotización que tenía hace un año.
La soja, por su parte, con una cosecha proyectada en Argentina de 43 millones de toneladas, llegó a mediados de este mes a los US$ 610 por toneladas, valor que no se registraba desde el 2012 y que se ubica cerca de un 80% por encima del precio de un año atrás.
¿Las razones del alza? Una demanda global que sigue firme combinada con factores climáticos que recortan las cosechas en los principales productores, incluyendo a Argentina, primer exportador mundial de aceite y harina de soja y tercero de maíz.
“Seguimos con escasez de oferta, por lo menos en el corto plazo. El clima que tenga Estados Unidos en julio y agosto va a determinar la tendencia de precios”, dijo Catalina Ferrari, analista de mercados agropecuarios de la consultora AZ Group.
Ingresos extraordinarios
El fuerte aumento de precios se traduce en mayores ingresos para Argentina por las exportaciones del agro.
Esto trae algo de alivio al país, que arrastra tres años de fuerte recesión y desequilibrios macroeconómicos.
Según cálculos del Instituto de Estudios sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana (Ieral) de la Fundación Mediterránea, a los precios actuales Argentina podría concretar este año envíos de granos y sus derivados por US$ 35,900 millones, lo que implica unos US$ 9,600 millones más de ingresos que en el 2020.
La entrada adicional de divisas ayudará a fortalecer las alicaídas reservas del Banco Central -que rondan los US$ 41,500 millones -, a moderar las expectativas de devaluación del peso argentino y a mantener la calma en un mercado cambiario ya muy restringido.
“Calculamos un ingreso extra por exportaciones de entre US$ 8,000 millones y US$ 10,000 millones. Eso va a hacer incrementar las reservas y generar un paraguas para no tener que intervenir tanto en el mercado cambiario para controlar el precio del dólar”, dijo Leonardo Piazza, director de la consultora LP Consulting.
El efecto ya es visible: en el primer cuatrimestre el ingreso de divisas por exportaciones de granos y derivados ascendió a US$ 9,755 millones (US$ 4,738 millones más que en igual período del 2020), lapso en el que el Banco Central logró aumentar sus reservas en unos mil millones.
Alivio momentáneo
Por otra parte, un aumento de las ventas al exterior incrementará los ingresos del Fisco por el cobro de derechos de exportación de granos y derivados.
Según los cálculos del Ieral, el Fisco recaudaría este año por derechos de exportación US$ 8,600 millones, unos US$ 2,800 millones más que en el 2020.
“Es un alivio fiscal”, observó Piazza, quien de todos modos advirtió que “todo esto es circunstancial y momentáneo, hasta que los precios de los commodities se estabilicen y aflojen”, y alertó sobre el efecto inflacionario en los alimentos que ejercen los actuales altos precios de los granos.
Estos ingresos extraordinarios llegan en momentos en que el país se propone reducir su déficit primario al 4.5% del Producto Bruto Interno (PBI) -desde el 6.5% en el 2020-, tarea compleja ante el gasto que demanda el escenario de pandemia, la falta de financiación externa, un acuerdo con el FMI que se demora y en un año electoral poco propicio para ajustes.