El estadio Ciudad de la Educación está ubicado en Rayán, Catar. (Foto: FIFA)
El estadio Ciudad de la Educación está ubicado en Rayán, Catar. (Foto: FIFA)

Hostiles a la disputa del Mundial de Fútbol en un año en , las federaciones de los países nórdicos llevan a cabo una ofensiva para lograr compromisos por parte de Doha y de la en favor de los trabajadores migrantes en el emirato.

Junto a la ONG Amnistía Internacional, las asociaciones de los cinco países vecinos (Suecia, Noruega, Dinamarca, Finlandia e Islandia) tratan de hacer presión desde hace meses, aunque su iniciativa sigue por el momento aislada entre las 211 federaciones de la FIFA.

“En la federación danesa (DBU) estamos contra el Mundial en Catar, creemos que fue una mala decisión por varias razones; a causa de la situación de los derechos del hombre, del medioambiente, de la construcción de nuevos estadios”, explica Jakob Jensen, director de la DBU.

Camisetas con mensajes

En primera línea, su federación publica sistemáticamente los correos dirigidos a la FIFA por el club de los cinco, y organiza reuniones con los responsables cataríes, como a mediados de octubre con el secretario general del comité de organización Hassan Al-Thawadi.

De hecho, acaba de alcanzar un acuerdo con los patrocinadores para que las camisetas de entrenamiento de Dinamarca -única clasificada directamente de los cinco (Suecia jugará repechaje)- muestren “mensajes críticos” durante el torneo.

La cuestión de las condiciones de los trabajadores migrantes en Catar es su principal reivindicación.

Doha afirma haber hecho más en ese aspecto que cualquier otro país de la región y rechaza firmemente los registros de millares fallecidos en las obras realizados por medios internacionales. Pero hay más asuntos espinosos.

Durante la reunión con Al-Thawadi, “le hicimos preguntas como: ‘¿Los homosexuales estarán autorizados a asistir al Mundial? ¿Los hombres y las mujeres podrán ver los partidos juntos? ¿Tendrá la prensa acceso a todo tipo de asuntos para realizar investigaciones en el país?’”, cuenta Jensen.

“A todas esas preguntas respondió ‘sí’. Así que vamos a considerarlo como responsable sobre ello”, añade.

En Noruega, la cuestión culminó con un referéndum organizado por las instancias del fútbol sobre un eventual boicot.

La iniciativa fue finalmente rechazada (368 votos contra, 121 a favor) y en todo caso Erling Haaland y sus compañeros no lograron clasificarse.

Pero la federación se aferra a poner en práctica las recomendaciones de un informe de expertos que preconizaba 26 medidas para presionar a Doha y a la FIFA.

Contradicciones

Entre ellas figura la creación de un centro de recursos para los trabajadores migrantes en Catar o la implantación de un sistema de alerta para detectar graves violaciones de derechos y de hacerlos públicos fuera de las fronteras del país.

Pero el combate de los países nórdicos no está exento de contradicciones. Como es el caso del aficionado danés que tuvo que guardar una pancarta contra el Mundial de Catar el mes pasado en el estadio de Copenhague, para así respetar la prohibición de la FIFA de mensajes políticos.

En Suecia, la federación renunció en septiembre a la gira de invierno de su selección en Catar, que había suscitado polémica desde su anuncio en el 2019.

La decisión fue tomada ante la presión de los clubes, sorprendidos por la hipocresía de ir a jugar por un evento promocional al emirato, mientras el presidente de la federación Håkan Sjöstrand asegura estar al frente de la batalla con sus colegas nórdicos.

“Esperamos que esos esfuerzos realizados con nuestros vecinos nórdicos tengan un impacto entre otros países”, dice Mats Enquist, secretario general de la organización de los clubes suecos.

Y los propios jugadores también se han sumado a la causa, como el capitán finlandés Tim Sparv quien tomó partido del lado de Amnistía Internacional.

Por su parte, la FIFA se expresa en escasas ocasiones al respecto. “Sabemos que aún hay trabajo, pero debemos reconocer los progresos significativos hechos en muy poco tiempo” por Catar, afirmó en mayo su presidente Gianni Infantino.