Cuando los talibanes gobernaron Afganistán entre 1996 y el 2001, las redes sociales como tal aún no existían. Con su vuelta al poder, los gigantes estadounidenses Facebook y Twitter se debaten entre prohibir las cuentas ligadas a “organizaciones terroristas” y el interés general de la información.
Mientras su entrada a Kabul desataba el pánico internacional, los talibanes acudieron a Twitter para difundir un mensaje de calma.
Su portavoz internacional Suhail Shaheen, con unos 350,000 seguidores en Twitter, aseguró, por ejemplo, que las informaciones según las cuales obligan a las jóvenes a casarse con sus combatientes no son más que “propaganda envenenada”.
Que los talibanes puedan escribir en Twitter molesta. Sobre todo, a los seguidores del expresidente estadounidense Donald Trump, suspendido de esta red social en enero por el supuesto riesgo de incitación a la violencia.
“Espero con impaciencia una respuesta sobre por qué se permite a dos portavoces de los talibanes algo que se prohíbe a un expresidente estadounidense”, se quejaba el representante republicano estadounidense Doug Lamborn, en una carta dirigida al gerente de Twitter, Jack Dorsey.
El debate está entre los que, como Lamborn, se indignan de que Twitter dé un altavoz mundial a los talibanes para presentarse y legitimarse, y los que sostienen que privarles de todo medio de comunicación es contrario al interés informativo, sobre todo cuando los afganos desean saber qué esperar de los nuevos dirigentes.
En WhatsApp, la cuenta del portavoz de los talibanes, Zabihulá Mujahid parece estar bloqueada, lo que un vocero de los talibanes rechazó confirmar a la AFP.
“Organizaciones terroristas”
El propietario de WhatsApp, Facebook, confirmó que, por su parte, considera a los talibanes como una “organización terrorista” y, por lo tanto, bloquea sus cuentas en la plataforma, así como en Instagram, que también le pertenece.
“Los talibanes están sancionados como organización terrorista según la ley estadounidense y les prohibimos usar nuestros servicios según nuestra política respecto a las ‘organizaciones peligrosas’. Lo que significa que suprimimos las cuentas gestionadas por o en nombre de los talibanes y prohibimos sus elogios, apoyos y representaciones”, recordó un portavoz de Facebook.
Esto provocó una respuesta tajante de Mujahid cuando se le preguntó si los talibanes iban a proteger la libertad de expresión: “Esa pregunta habría que hacérsela a Facebook”, declaró.
YouTube, que pertenece a Google, anunció a su vez que suprimiría los contenidos protalibanes. Twitter no ha hecho ningún comentario.
Shaheen y otros tres portavoces de los talibanes, que en conjunto tienen cerca de un millón de seguidores en Twitter, siguen escribiendo en esta red social, lo que parece indicar que no entran dentro de su política de “organizaciones violentas”, que ya sirvió para suprimir contenido publicado por organizaciones islamistas como Hamás y Hezbolá.
Además, su estatuto es un tanto ambiguo. Considerados como “organización terrorista” por el Tesoro estadounidense, no son una “organización terrorista extranjera” para el Departamento de Estado.
Para Raman Chima, responsable de Asia en el grupo de defensa de internet Access Now, las redes sociales deberían centrarse en evaluar los posibles mensajes que inciten a la violencia en lugar de seguir las clasificaciones de los gobiernos.
Todavía no se sabe si los talibanes podrán usar las cuentas oficiales de los ministerios del gobierno afgano, que cuentan con miles de seguidores y están verificadas.
Los talibanes son conscientes del poder de las redes sociales, un arma que no tenían a su disposición durante su anterior gobierno, recuerda Kabir Taneja, analista en temas de antiterrorismo, basado en India.
“Aprendieron mucho sobre el poder de la comunicación a través de otras (organizaciones) como el grupo Estado Islámico”, afirmó.
Especialmente activos en Twitter durante su ofensiva victoriosa, los talibanes podrían limitar el acceso de los afganos a internet, advirtió este analista, tras imágenes virales de manifestaciones contrarias a los talibanes en Jalalabad esta semana.
“Este tipo de eventos podrían llevar a los talibanes a controlar firmemente el uso de internet en el futuro”, explicó.