(Foto: Pixabay)
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Aproximadamente la mitad de la cosecha de del agricultor Jaime Urbina sigue sin recoger en sus campos en el centro de España, ya que el cierre de fronteras para frenar la expansión del impide la llegada de trabajadores temporeros del este de .

Justo en la época en que se recoge la mayor cosecha de alimentos, los negocios agrícolas de todo el país se ven afectados por una falta de miles de trabajadores. Los espárragos, especialmente, son un cultivo que requiere de mucha mano de obra ya que se recogen uno a uno.

"Igual que en mi explotación, todos aquí en el sector del espárrago estamos en la misma situación. No tenemos mano de obra y no podemos recolectarlo (el espárrago)", se lamentaba Urbina, de pie en un campo de Torre del Burgo, en la provincia manchega de Guadalajara.

En circunstancias normales, Urbina exporta parte de su producción. Pero con tanta cosecha sin recoger, España se encuentra en la situación sin precedentes de tener que importar espárragos de Alemania para satisfacer la demanda interna, según dijo el agricultor.

Ante uno de los peores brotes del Covid-19 en el mundo, España declaró el estado de alarma el 14 de marzo, cerrando las fronteras y confinando a la gente en sus casas.

A principios de abril, el Gobierno de puso en marcha una iniciativa para movilizar a más trabajadores para los campos, autorizando la contratación temporal de decenas de miles de inmigrantes y de personas sin empleo.

Sin embargo, muchos de los que se han presentado para recoger espárragos no tienen la resistencia de los trabajadores extranjeros de temporada que tradicionalmente se desplazan de una cosecha a otra por toda España, dijo Urbina.

"Se ha puesto en contacto con nosotros muchísima gente, pero sabíamos por experiencia que lo que nos podría ocurrir es que no están acostumbrados a hacer este trabajo y los agota", dijo.

De los 40 o 50 trabajadores entrevistados y contratados para la cosecha durante el confinamiento, sólo quedan unos 10, dijo Urbina.

En un campo fangoso, los trabajadores se agachan para cortar los brotes verdes con un largo cuchillo de hoja curvada. Colocan los espárragos en cajas de plástico que transporta un tractor. Posteriormente son llevados a un almacén, donde se empaquetan los espárragos en haces para su venta.

En el almacén de embalaje está Elena García, una autónoma que trabajó en una peluquería hasta que perdió su trabajo debido al confinamiento.

“Creo que es más difícil trabajar en el campo que aquí empacando. Aquí el trabajo es duro, pero lo llevo bien”, dijo.