Los trabajadores humanitarios batallan para distribuir alimentos y otros suministros cada vez más escasos a miles de palestinos desplazados por lo que Israel describe como una operación limitada en Rafah, mientras los dos principales cruces cerca de la ciudad sureña de Gaza permanecen cerrados.
La agencia de las Naciones Unidas para los refugiados palestinos indicó que 360,000 palestinos han huido de Rafah durante la última semana —de los 1.3 millones que se refugiaban allí antes de que comenzara la operación_, la mayoría de los cuales ya había huido de los combates en otros lugares en los siete meses de guerra entre Israel y Hamás.
Israel dice que Rafah es el último bastión del grupo armado, ignorando las advertencias de Estados Unidos y otros aliados de que cualquier operación importante allí sería catastrófica para los civiles. Mientras tanto, Hamás se ha reagrupado en algunas de las partes más devastadas de Gaza que Israel había afirmado previamente haber despejado con intensos bombardeos y operaciones terrestres.
Treinta y ocho camiones de harina llegaron a través del Cruce Erez Occidental, un segundo punto de acceso al norte de Gaza, dijo el lunes Abeer Etefa, portavoz del Programa Mundial de Alimentos de la ONU. Israel anunció la apertura del cruce el domingo.
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Sin embargo, no ha entrado comida por los dos principales cruces en el sur de Gaza durante la última semana.
El cruce de Rafah hacia Egipto ha estado cerrado desde que las tropas israelíes lo tomaron hace una semana. Los combates en la ciudad de Rafah han hecho imposible que los grupos de ayuda accedan al cercano cruce de Kerem Shalom con Israel.
Durante la última semana, el ejército israelí ha intensificado el bombardeo y otras operaciones en Rafah, mientras ordena a la población evacuar de partes de la ciudad. Israel insiste en que es una operación limitada centrada en erradicar túneles y otra infraestructura de Hamás en la frontera con Egipto.
Casi toda la población de Gaza depende de las operaciones de los grupos humanitarios para la distribución de alimentos y otros suministros para sobrevivir. Unos 1.1 millones de palestinos en Gaza enfrentan niveles catastróficos de hambre, según la ONU.
La guerra comenzó cuando Hamás asaltó el sur de Israel el 7 de octubre matando a unas 1,200 personas, en su mayoría civiles, y tomando otros 250 como rehenes. La ofensiva de Israel ha matado a más de 35,000 palestinos, en su mayoría mujeres y niños, según fuentes palestinas.
Israel conmemoró el lunes el Día de los Caídos en Guerras, un día especialmente sombrío, con ceremonias en todo el país. En los actos realizados en el cementerio de Mount Herzl en las afueras de Jerusalén, el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu juró una vez más derrotar a Hamás.
“Estamos determinados a ganar esta lucha. Hemos exigido y exigiremos un alto precio al enemigo por sus actos criminales. Realizaremos los objetivos de la victoria y en el centro de ellos el retorno de todos nuestros rehenes a casa”, dijo.
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