“Te invito a que te atrevas por un futuro en paz”, propuso en su campaña para el balotaje de este domingo el derechista José Antonio Kast, quien asegura que restablecerá el orden perdido en Chile.
Admirador de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), es contrario al aborto y al matrimonio igualitario. Kast, de 55 años, es un devoto católico, está casado y tiene nueve hijos.
“¿Dicen que soy extremo, pero extremo en qué?”, se preguntó en campaña el candidato, que muy pocas veces pierde la compostura y mantiene siempre una sonrisa imperturbable pese a las críticas o los ataques que recibe.
En política hace más de dos décadas, en esta segunda oportunidad que se presenta a las presidenciales disputará el balotaje frente al diputado izquierdista, Gabriel Boric, 20 años más joven que él y parte de una nueva generación de políticos que emergió de las protestas estudiantiles del 2011.
En la primera vuelta, Kast obtuvo el primer lugar entre siete candidatos, con el 27.9% de los votos.
“No me traten de ultraderecha porque no lo soy. Espero que me califiquen como un candidato del sentido común”, afirmó Kast, que para la segunda vuelta rediseñó su programa de gobierno, el que inicialmente incluía derogar la ley de aborto terapéutico y expulsar del país a la sede de la Universidad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso).
Para el balotaje aseguró que no impulsará el fin de la ley de aborto, aprobada en el 2017, ni que cerrará las oficinas de la Flacso, aunque sí terminará con sus excepciones tributarias. Dio marcha atrás también a su intención de eliminar el Ministerio de la Mujer.
Mantuvo, no obstante, su postura de construir una zanja en la frontera norte para evitar el paso de migrantes irregulares, y la de permitir detener a personas en lugares distintos a las cárceles durante un Estado de excepción y de desórdenes extremos, como los que vivió Chile a partir del 18 del octubre del 2019.
Familia conservadora
Abogado por la Universidad Católica, está casado hace 31 años con María Pía Adriasola, con quien comparte profesión. En una entrevista del año 2017 al diario El Mercurio, Adriasola describe las dificultades de los primeros años de matrimonio, principalmente por el “hermetismo” de su esposo y la prohibición que le impuso de tomar pastillas anticonceptivas.
“Teníamos dos guaguas (bebés) y yo quería parar un rato. Fui a un doctor que me dio pastillas anticonceptivas. Cuando llegué a la casa, le dije a mi marido: “Ya, esto es lo que tenemos que hacer”. Y él me dijo: “¿Estás loca? No se puede”', relató Adriasola, agregando que luego de ese episodio pidieron el consejo de un cura y usaron métodos naturales y preservativos.
Kast y su familia son miembros activos del movimiento católico conservador Schoenstatt.
Su esposa le compone canciones de amor y de unión familiar. La pareja las canta junto a sus hijos, criados en la localidad agrícola de Paine, en las afueras de Santiago, donde el padre de Kast llegó en 1950 desde Alemania, país en el que fue soldado de ejército nazi.
Desde allí el padre del candidato levantó un imperio gracias a la elaboración de embutidos y de la cadena de restaurantes “Bavaria”.
Agrupaciones de derechos humanos denuncian que familiares de Kast colaboraron en la detención de opositores en Paine durante la dictadura Pinochet.
Ala dura de la derecha
Kast militó por 20 años en el partido ultraconservador Unión Demócrata Independiente (UDI), que abandonó en el 2016 para crear en el 2019 el Partido Republicano, con ideas aún más conservadoras.
En su primera campaña presidencial, en el 2017, alcanzó el cuarto lugar, con 7.93% de los votos. Antes, fue diputado por cuatro periodos como miembro de la UDI.
Nunca ha negado su admiración por el régimen de Pinochet, que dejó más de 3,200 muertos y desaparecidos en Chile. En una entrevista, Kast dijo que si el exdictador estuviera vivo -murió hace 15 años de un infarto- y se presentara a las elecciones, votaría por su candidatura.
“Hay una situación que marca una diferencia con lo que ocurre en Cuba, Venezuela y Nicaragua. Creo que lo de Nicaragua refleja plenamente lo que en Chile no ocurrió” tras la caída del régimen de Pinochet, en referencia a la detención de opositores en las recientes elecciones en el país centroamericano: “Eso marca la diferencia fundamental”, expuso Kast en una rueda de prensa antes de la primera vuelta.
Desde su punto de vista, la Constitución que en 1980 se promulgó durante el régimen de Pinochet “contenía toda la transición a la democracia” y el gobierno militar entregó el poder tras un plebiscito. “Díganme ustedes, ¿qué dictadura ha hecho eso?”.