Según el fiscal, "el grupo liderado por el presidente Bolsonaro, desarrolló e implementó un plan progresivo y sistemático de ataque a las instituciones democráticas".
Según el fiscal, "el grupo liderado por el presidente Bolsonaro, desarrolló e implementó un plan progresivo y sistemático de ataque a las instituciones democráticas".

El Supremo Tribunal Federal de no cederá a las presiones externas cuando emita su veredicto en el juicio por golpismo al expresidente , dijo este martes uno de sus magistrados sancionado por Estados Unidos, en el comienzo del final de este proceso histórico.

La fiscalía acusa al líder ultraderechista, de 70 años, de haber liderado una “organización criminal armada” que conspiró para tratar de aferrarse al poder, tras su derrota frente al izquierdista en las elecciones de 2022.

El exmandatario debe conocer su sentencia el 12 de septiembre, junto a la de siete coacusados, entre ellos exministros y altos mandos militares. 

Bolsonaro, en arresto domiciliario desde el mes pasado, no estaba presente en la sala este martes en Brasilia y tampoco tiene previsto acudir al resto de las sesiones, según su defensa.

El exmandatario “no está bien”, dijo su abogado Celso Vilardi a periodistas. Cuestión de “salud”, agregó, sin más detalles.

El juez Alexandre de Moraes aseguró que Bolsonaro y sus aliados buscaron instalar una “dictadura”, al referirse a la asonada del 8 de enero de 2023 en Brasilia, que la fiscalía considera como un último intento de seguir en el poder.

El juez del Supremo Tribunal Federal (STF) de Brasil, Alexandre de Moraes, interviene en la primera sesión para dictar sentencia en el juicio contra el expresidente Jair Bolsonaro. (Foto de Evaristo Sa / AFP).
El juez del Supremo Tribunal Federal (STF) de Brasil, Alexandre de Moraes, interviene en la primera sesión para dictar sentencia en el juicio contra el expresidente Jair Bolsonaro. (Foto de Evaristo Sa / AFP).

Lamentamos que en la historia republicana brasileña se haya intentado de nuevo un golpe de Estado (...) pretendiéndose la instalación de un estado de excepción y de una verdadera dictadura”, dijo De Moraes.

El líder de la derecha brasileña clama su inocencia y se considera víctima de una “persecución política”, cuando falta poco más de un año para las presidenciales.

Su juicio abrió una crisis sin precedentes entre Brasil y Estados Unidos.

Invocando una “caza de brujas” contra su aliado, el presidente estadounidense Donald Trump impuso el 6 de agosto aranceles de 50% sobre una parte de las exportaciones brasileñas.

El supremo ignorará “presiones internas o externas” al dictar su sentencia en el caso, dijo De Moraes, sancionado por Estados Unidos como represalia por el proceso al expresidente.

El tribunal será “absolutamente inflexible en la defensa de la soberanía nacional”, agregó.

Proceso inédito

Es la primera vez que un ex jefe de Estado brasileño enfrenta acusaciones de este tipo: un evento histórico 40 años después del fin de la dictadura militar (1964-1985), cuyos responsables nunca fueron juzgados. 

En Brasilia se reforzó la presencia policial en la plaza de los Tres Poderes, donde se encuentran el palacio presidencial, el Parlamento y la corte suprema.

Fue ahí donde el 8 de enero de 2023 miles de bolsonaristas vandalizaron los centros del poder público mientras exigían una intervención militar para destituir a Lula, recién investido. 

Bolsonaro está acusado por la fiscalía de haber sido el instigador de estos disturbios.

Según la acusación, el proyecto golpista también incluía un decreto de estado de sitio y un plan para asesinar a Lula, a su vicepresidente electo Geraldo Alckmin y a De Moraes

Firma no obligatoria

“Para que una tentativa se consolide, no es indispensable que se haya firmado una orden por parte del presidente de la República”, dijo el fiscal Paulo Gonet, durante la sesión.

Tampoco “es necesario un esfuerzo intelectual extraordinario para reconocer que cuando el presidente convoca a la cúpula militar para presentar el documento de formalización del golpe, el proceso criminal ya está en curso”, sostuvo.

Tras la intervención del fiscal, será el turno de la defensa de los acusados. 

De Moraes y cuatro de sus colegas votarán posteriormente para alcanzar un veredicto. 

El expresidente, ya inhabilitado políticamente hasta 2030, está acusado de intentar dar un golpe de Estado y tratar de abolir violentamente el Estado democrático de derecho. 

Enfrenta hasta 43 años de prisión. En caso de condena, podrá apelar.

Un juicio con “vicios”

Aunque sus aliados creen que Bolsonaro está prácticamente condenado de antemano, apuestan por la aprobación en el Parlamento de una amnistía.

Varios diputados se reunieron este martes para tratar de agendar de forma “inmediata” el proyecto de ley de amnistía, dijo el diputado bolsonarista Luciano Zucco.

Zucco denunció los “vicios” del juicio al contar entre sus jueces con el exabogado de Lula, Cristiano Zanin, el exministro de Justicia Flávio Dino y De Moraes, blanco del supuesto plan de asesinato.

Una condena, sin embargo, acelerará la carrera por la sucesión de Bolsonaro en la derecha. 

Por su lado, Lula, de 79 años, cuenta con buscar la reelección.

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