En menos de una semana, Japón trastocó por completo las expectativas mundiales sobre sus mercados y su economía.
El país fue el predilecto del mundo financiero durante más de un año. La debilidad de su moneda impulsó el mercado bursátil a máximos históricos y reavivó la inflación después de décadas.
Entonces, el Banco de Japón subió las tasas el miércoles pasado y su gobernador, Kazuo Ueda, indicó que tenía intención de seguir haciéndolo, lo que contribuyó a desencadenar una fuerte recuperación del yen y fuertes movimientos en los mercados mundiales. Los operadores y los inversionistas se vieron obligados a abandonar las estrategias basadas en la visión macroeconómica de que la moneda japonesa se mantendría débil y las tasas de interés no subirían demasiado rápido.
La volatilidad se apoderó de los mercados japoneses y el Nikkei 225 sufrió el lunes su mayor caída desde 1987, para volver a subir un 10% al día siguiente. El episodio tiene implicaciones para la política y los hogares del país, ya que las turbulencias del mercado podrían afectar la confianza de los consumidores y la delicada salida de la deflación en Japón.
Para colmo de males, el yen se debilitó más de un 2% el miércoles, después de que el vicegobernador del Banco de Japón, Shinichi Uchida, afirmara que la entidad no subiría las tasas mientras los mercados siguieran inestables.
El histórico desplome inicial del mercado indica que, según los analistas, se han desvanecido todas las operaciones de impulso que esperaban beneficiarse de la debilidad del yen y del amplio repunte de la renta variable japonesa.
El fortalecimiento del yen también desbarató una de las estrategias de mercado más rentables de este año: las operaciones de carry trade, que consisten en tomar prestada la divisa japonesa para invertir en otros activos mundiales. El repunte del yen desencadenó una carrera para recoger las ganancias de estas operaciones y cerrar posiciones, lo que exacerbó la apreciación de la moneda.
Políticos y empresarios han tratado de calmar las preocupaciones sobre las repercusiones de una vuelta a las tasas de interés normales, y los comentarios de Uchida del miércoles sobre el mantenimiento de las tasas durante la volatilidad de los mercados suponen un paso atrás respecto a la postura más dura de Ueda de la semana anterior.
Las autoridades también han tratado de mitigar el impacto de las fuertes oscilaciones del mercado tanto en los inversionistas minoristas como en la ampliación de las cuentas de inversión libres de impuestos. Esta última es una iniciativa para animar a la gente a trasladar al mercado parte de los más de 1,000 billones de yenes (US$ 6.8 billones) depositados en cuentas bancarias a partir de marzo.
Los inversionistas extranjeros que se han quedado probablemente adoptarán una visión más a largo plazo centrada en las empresas que han sido diligentes con las reformas, el crecimiento empresarial y la gestión de los balances.
Está surgiendo la opinión de que la medida del Banco de Japón fue un paso en falso y estuvo influida por la presión política, ya que varios políticos destacados se habían pronunciado ante la debilidad del yen en las últimas semanas.
Según Takuji Aida, economista jefe de Credit Agricole, esto podría poner en peligro la relación entre el gobierno japonés y el banco central, y afectar al intento del primer ministro, Fumio Kishida, de ser reelegido al frente del partido gobernante de Japón el mes que viene.
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