“Me la voy a jugar firmemente por reencontrarnos como país, por lograr los acuerdos que necesitamos para avanzar de una manera más justa”, afirmó Gabriel Boric al final del último debate por televisión antes del balotaje presidencial del domingo en que se convirtió en el nuevo mandatario de Chile.
De una retórica que prometía la muerte al neoliberalismo en Chile cuando ganó las primarias de su coalición de izquierda, el joven legislador moderó su discurso y sus propuestas para conquistar a los indecisos votantes de centro, que fueron la pieza clave para su victoria.
Boric lograba un 54% de los votos con el 50% de las mesas escrutadas, logrando una holgada victoria sobre el ultraconservador José Antonio Kast, que había liderado la primera vuelta.
Con apenas 35 años, el egresado -aunque no titulado- en Derecho de la Universidad de Chile se convierte en el más joven presidente electo del mayor productor mundial de cobre.
Pese a que Boric ha sido anteriormente criticado en su propio sector por su posición más dialogante, las fuerzas políticas del centro a la izquierda se alinearon con él para impedir una eventual llegada al poder de Kast.
Una lluvia de memes y fotos intencionalmente trucadas invadió las redes sociales tras la primera vuelta con variopintas consignas de apoyo como #mascotasxBoric o #miopesxBoric.
Para la campaña, el joven dejó atrás su antigua imagen con desaliñada cabellera y muy poblada barba que le identificaron desde su época de presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile.
Sin embargo, contaba con resistencia de sectores más conservadores debido a su alianza con el Partido Comunista, pese a que Boric ha dicho que es “uno más” de su coalición. Otros subrayaron su falta de experiencia que le llevó a equivocarse con cifras y proyecciones.
En su momento, incluso fue duramente criticado por sus aliados por integrar y suscribir el “Acuerdo por la Paz Social y la Nueva Constitución”, adoptado en noviembre de 2019 tras el estallido y que dio paso al proceso de reescritura de la Constitución, actualmente en proceso.
Oriundo de Punta Arenas, en el extremo sur de Chile, fue uno de los líderes de las protestas estudiantiles que estallaron en 2011 durante el primer gobierno de Sebastián Piñera en demanda de mejoras en la calidad en la educación y el avance a la gratuidad.
Sus adherentes son en buena parte jóvenes que quieren cambiar el sistema económico neoliberal heredado de la dictadura de Augusto Pinochet, que llevó al país a ser modelo de desarrollo frente a sus empobrecidos vecinos en América Latina pero que también generó profundas desigualdades sociales.
Pero el camino no será fácil considerando que el Congreso estará muy dividido, lo que requeriría grandes acuerdos para aprobar reformas importantes.
“La posibilidad de dialogar con quien piensa distinto no es un patrimonio exclusivo de ningún sector político”, dijo a mediados de año a un diario local.
Por su parte José Antonio Kast reconocía su derrota este domingo.