Cuba inició su plan de vacunación masiva contra el COVID-19, empleando una de sus cinco inyecciones propias que, si demuestra su eficacia, ayudaría a mejorar el acceso a un antígeno en América Latina, una de las regiones más afectadas por el virus.
El sector biofarmacéutico estatal de Cuba, que tiene una larga historia de desarrollo, producción y exportación, concluyó los ensayos de las fases experimentales en la isla para Abdala, al aplicar inyecciones a más de 48,000 voluntarios, pero aún no ha publicado sus resultados en detalles.
Aun así, científicos sostienen que las ventajas para comenzar la vacunación masiva superan los riesgos pues la inyección ha demostrado ser segura y eficaz para generar anticuerpos cuando el país enfrenta su peor brote desde el inicio de la pandemia.
“Aunque no esté todavía con la firmeza de que no me voy a enfermar, si me enfermo, pienso que sea la cosa más leve que no me pueda costar la vida”, dijo Dora Garrido García, de 75 años, tras recibir su primera dosis de las tres de Abdala en una clínica del barrio de Regla, en las afueras de La Habana.
“Es por eso que me siento feliz”, dijo mostrando su mascarilla.
Si las vacunas cubanas tienen éxito, serán un gran logro para el país y una esperanza para aliados y países en desarrollo del mundo que lidian con un acceso desigual a las vacunas.
Otros países de Latinoamérica afectados particularmente por la pandemia, como Bolivia, Argentina, México y Jamaica, han expresado su interés en adquirir o incluso producir la vacuna cubana.
Autoridades cubanas esperan recibir en junio una autorización para uso de emergencia de al menos una de sus dos vacunas más avanzadas: Abdala y Soberana 02. Pero sostienen que quieren adelantarse para frenar las infecciones con “estudios de intervención sanitaria” en poblaciones de mayor riesgo, es decir, mayores de 60 años.
Pero en otras áreas como el principal destino turístico de playa de Cuba, Varadero, los trabajadores del turismo recibirán su primera dosis a partir del viernes, según medios estatales.
Críticos del gobierno cubano sostienen que el país estaría en una situación complicada si sus vacunas no son eficaces pues no ha cerrado ningún acuerdo para adquirir inyecciones.
Aumento de infecciones
BioCubaFarma, una empresa estatal de Cuba, ha producido dosis suficientes para inmunizar en agosto a 11 millones de habitantes del país, dijo su jefe Eduardo Martínez, en un programa de la televisión local.
El país, que se enorgullece de los logros en la atención sanitaria, frenó con éxito su brote de coronavirus en el 2020, pero luego aumentaron los casos después de que relajó las restricciones a los visitantes y abrió las fronteras en noviembre sin requerir una prueba previa.
La llegada de nuevas cepas del virus, en particular la variante sudafricana, ha impulsado aún más el contagio pese a intentos de controlarlas con recortes de horarios de vuelo, requerir resultados negativos de pruebas a viajeros y nuevas restricciones, como toques de queda.
En abril, autoridades sanitarias reportaron 17,362 casos diagnosticados con el virus, más de 12 veces la cantidad de infectados que en diciembre, con La Habana como una de las provincias más afectadas.
José A. Portal, ministro cubano de Salud, dijo, sin embargo, que esperaba que el 70% de la población quede inmunizada para agosto.