La Reserva Federal da marcha atrás en sus planes de recortar las tasas de interés, Japón apuntala el yen, los banqueros centrales británicos están divididos y Suecia y Suiza ya están relajando su política monetaria.
Para los operadores de divisas, todo esto es fantástico. De repente les está dando la oportunidad de ganar —o perder— mucho dinero rápidamente.
Los gestores de fondos de Allspring Global Investments y GAM Investments afirman que están girando hacia las divisas del Grupo de los 10 y alejándose de los mercados emergentes, donde muchos países ya están recortando las tasas. Otros, como Iain Cunningham, de Ninety One, apuestan por la concentración. Ha aumentado su posición larga neta en dólares estadounidenses hasta el 45% de su cartera, frente a sólo el 5% a principios de 2024.
El atractivo de las divisas de los 10 países más industrializados se basa en parte en la creencia de que están preparadas para grandes movimientos, especialmente por cambios de visión de los bancos centrales y posibles sorpresas electorales.
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Además, las operaciones de carry trade están generando ganancias espectaculares, impulsadas en gran medida por la fortaleza del dólar estadounidense. Un indicador de Bloomberg que mide los retornos del carry trade en monedas del G-10 va camino de obtener la mejor rentabilidad semestral en 14 años, con una subida de casi el 6% desde enero.
Por supuesto, la volatilidad general de los mercados sigue siendo relativamente moderada, como lo demuestra el índice JPMorgan Chase & Co. de oscilaciones de las divisas del G-7, que en marzo se hundió hasta su nivel más bajo en dos años. Pero algunos observan los primeros signos de una inflexión y, lo que quizá sea más sorprendente, la clásica relación entre mercados desarrollados y emergentes se ha invertido.
Los pares individuales cuentan una historia similar. El yen japonés, la corona sueca y el franco suizo se han debilitado más de un 7% este año frente al dólar. Es un movimiento a la par con la lira turca, que registró pérdidas del 8%, entre los descensos más pronunciados de una cesta de monedas de mercados emergentes.
Asimismo, los datos de flujo de capital apuntan a un desplazamiento hacia las operaciones con divisas del G-10 y un alejamiento de los mercados emergentes. En abril, los operadores compraron el USD y el dólar neozelandés y retiraron efectivo del peso mexicano, el real brasileño y la rupia india, según State Street Global Advisors.
Los fondos de divisas no son los únicos que intentan seguir la impredecible senda de los tasas de interés de los bancos centrales. Después de que el presidente de la Fed, Jerome Powell, mantuviera vivas las esperanzas de flexibilización de la política monetaria a principios de este mes, los operadores de renta fija también estarán muy atentos a los datos de inflación de Estados Unidos que se publicarán el miércoles para ver si el repunte de los bonos del Tesoro en mayo puede ganar más terreno o perderá fuerza.
Para los mercados de divisas, las elecciones podrían ser otro comodín, ya que Estados Unidos, el Reino Unido y la Unión Europea aún tienen que celebrar elecciones presidenciales este año. Para TD Securities Inc. la volatilidad aumentará.
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