
Se les conoce como “gold bugs” (fanáticos del oro): inversionistas que tratan este metal menos como un producto básico y más como un credo.
Durante décadas, se les ha tildado de chiflados que predicen la caída del dólar. Ahora, con el precio del oro disparándose más de un 50% este año y superando la barrera de los US$ 4,000 la onza, son ellos los que sonríen.
Entre los más fervientes se encuentran Frank Giustra, Pierre Lassonde y Rob McEwen, veteranos que han dedicado sus carreras a apostar por la perdurabilidad del oro, y no del dinero del gobierno. Su fe en la capacidad de resistencia del metal les ha ayudado a amasar fortunas y les ha dado una nueva relevancia.
Un factor clave del vertiginoso aumento del oro son las compras de los bancos centrales, encabezadas por China, que lidera un alejamiento del dólar estadounidense en medio del creciente déficit fiscal, la impredecible política comercial y la diplomacia transaccional de Estados Unidos.
La popularidad del metal es una señal de que los inversores están empezando a darse cuenta, según Giustra, una figura clave en el desarrollo de varias empresas mineras.

“Por fin están encajando todas las piezas que había previsto”, afirmó. “China busca un reajuste del sistema monetario mundial, en el que el oro desempeñe un papel importante”.
Aunque los amantes del oro han sido fervientes admiradores durante décadas, ha habido muchos momentos en los que ese entusiasmo parecía fuera de lugar.
Tras alcanzar su máximo en 2011, los precios pasaron años a la deriva mientras las acciones avanzaban, dejando a los creyentes al margen hasta que la pandemia reavivó la demanda. E incluso ahora, mientras el metal se dispara, las previsiones pesimistas de los mayores impulsores del oro siguen pareciendo extremas.
“Si el cierre de EE.UU. y la incertidumbre geopolítica son los motores del oro, ¿por qué no están afectando a los bonos del Tesoro o a las divisas?”, se pregunta Craig Basinger, estratega jefe de mercado de Purpose Investments, que tiene oro en su cartera. “¿Por qué no está afectando a otros mercados? No puede estar afectando solo al oro, eso no tiene sentido”.
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Giustra ha sido uno de los defensores más acérrimos del oro durante más de 25 años, argumentando que la depreciación del papel moneda y el aumento de la deuda podrían convertir algún día al metal en un rival del dólar como activo de reserva.
Durante mucho tiempo ha descrito el oro como “la moneda definitiva”, una creencia que está pasando de ser marginal en el mundo financiero a convertirse en la corriente dominante a medida que los bancos centrales y los inversores se suman a ella.
Sus colegas financieros mineros canadienses Lassonde y McEwen esperan que los precios del oro suban mucho más en medio de una incipiente tendencia a la desdolarización, a medida que la deuda del mundo occidental se acumula y Estados Unidos intensifica las sanciones y los aranceles.
Giustra, que considera que el oro se encuentra todavía en el primer tercio de una tendencia alcista, señala la aceleración de las compras por parte de los miembros de la denominada Iniciativa mBridge, que permite a las instituciones intercambiar monedas digitales para liquidar reclamaciones transfronterizas.
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“Los bancos centrales asiáticos, en particular los de China y la India, están tratando de aislarse de la disfunción de Occidente”, afirmó Lassonde. “No solo están comprando oro en cantidades récord, sino que lo están guardando cada vez más en su país de origen y ya no en Nueva York o Londres”.
Lassonde compara las ganancias constantes del oro durante las últimas dos décadas, seguidas de su reciente repunte acelerado, con una frase de Ernest Hemingway sobre cómo se llega a la bancarrota: “De dos maneras. Poco a poco y, de repente”.
“El oro lleva 25 años en un mercado alcista”, afirmó Lassonde, cofundador de Franco-Nevada Corp. “Eso fue poco a poco. Ahora estamos en la fase repentina. Esperamos precios mucho más altos en los próximos meses”.

McEwen, otro veterano del sector que en 2017 predijo que un “tsunami” de liquidez llevaría al oro por encima de los US$ 5,000, dijo que la subida no es una reivindicación, sino algo inevitable.
“Se prevé que el precio del oro suba debido a la expansión de la oferta monetaria y al exceso de deuda que existe en todo el mundo”, afirmó. “Las monedas fiduciarias se están depreciando y es el momento de comprar oro”.
Sin embargo, es posible que el mercado se corrija tras una subida tan vertiginosa, según McEwen, fundador de Goldcorp y actual director de una empresa minera que lleva su nombre.
“Cuando se entre en una fiebre del oro, que espero que veamos en el futuro, querrá tener en su cartera algo que sea una empresa junior de exploración o desarrollo, porque superarán con creces el rendimiento de las grandes empresas”, afirmó.