(Foto: AFP)
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La próxima de deuda interna por cerca de US$ 2,000 millones anunciada por el Gobierno ecuatoriano refleja la frágil situación de la economía de un país que aún necesita recurrir al endeudamiento para superar su compleja crisis fiscal.

De la futura operación sólo ha trascendido que totaliza US$ 1,936 millones y que ha sido notificada a las Bolsas de Valores de Quito y Guayaquil.

Revés económico y político

Echar mano de más endeudamiento "refleja la dificultad que está teniendo el Gobierno para realizar el ajuste fiscal", aseguró el economista Alberto Acosta Burneo, editor de la revista económico-política Análisis Semanal.

Una dificultad que aumentó tras el revés económico y político que sufrió en octubre cuando, acorralado por manifestaciones sociales, el Ejecutivo debió derogar un decreto que eliminaba los subsidios a los combustibles con los que pretendía recaudar unos US$ 1,400 millones adicionales.

Pero el país perdió más del doble de esa cantidad en los once días de protestas sociales debido al bloqueo de carreteras, los saqueos, la destrucción de bienes públicos y la suspensión temporal de la exportación petrolera, entre otras consecuencias.

Con esa derrota bajo el brazo, el Ejecutivo encajó pocos días después un nuevo golpe, que le llegó cuando el Parlamento archivó sus proyectos de reformas económicas, con las cuales buscaba nuevos ingresos.

Bajo la mirada amenazante del movimiento indígena (que encabezó las protestas de octubre), el Gobierno de busca ahora mecanismos que permitan focalizar el subsidio a los combustibles y, así, recuperar una parte de los ingresos que pretendía.

Mantiene, asimismo, la mirada puesta en el Parlamento, que estudia un nuevo proyecto económico del Ejecutivo, menos ambicioso, en materia tributaria.

Con ese panorama, el Gobierno tendrá que depender del endeudamiento más de lo que se pensaba, mientras que el ajuste será mucho más lento de lo previsto, comentó Acosta.

Situación frágil

Pero, insistir en la receta de vivir del endeudamiento es "insostenible" a largo plazo pues, entre otras consecuencias, mantiene a la economía en una situación frágil, opinó este máster en Economía por la Universidad de Nueva York.

"Significa que solamente estamos posponiendo el ajuste y que el grueso del ajuste va a tener que hacerlo el nuevo Gobierno en el 2021, enfrentando los mismos costos, pero con el agravante de que el nivel de endeudamiento será mayor y el coste de servir esa deuda sigue subiendo día tras día", explicó.

Con una brecha fiscal proyectada para este año de alrededor de US$ 3,600 millones -que puede ascender a US$ 5,000 millones si el Gobierno no "monetiza" los activos esperados, como pretende-, ese ajuste tiene que llegar tarde o temprano con la adopción de medidas globales.

Entre ellas, enumeró la austeridad en las compras públicas y en la nómina del Estado, insistir en la focalización de subsidios y la renegociación de la deuda de alrededor de US$ 8,000 millones con China para tratar de conseguir plazos más extensos en el pago, que ayudaría a las finanzas públicas, según el experto.

"Se requiere de responsabilidad y compromiso con el ajuste, caso contrario la situación se puede poner muy complicada", advirtió.

Dolarización

Acosta Burneo destaca la importancia de ajustar el desequilibrio porque en una economía dolarizada, como la ecuatoriana, no existe la alternativa de "pagar el exceso de gasto con un impuesto inflacionario, es decir, imprimiendo billetes".

El analista económico aplaude que tenga la economía dolarizada desde el año 2000, pues “caso contrario, hace muchos años el Gobierno hubiera estado imprimiendo billetes de manera indiscriminada”.

Y aunque tiene la dolarización como puntal de la economía, el acceso a financiación internacional se le ha complicado a tenor del reciente fuerte repunte del riesgo país.

Con un mínimo de 497 puntos el pasado 10 de setiembre, ese indicador fue escalando conforme la situación política del país se iba complicando.

Así, el 16 de octubre llegó a 823 puntos y superó los 1,000 puntos tras el archivo de las reformas económicas en el Parlamento.

Esto significa que "gradualmente los inversionistas se están poniendo nerviosos de la dificultad que tiene Ecuador para realizar el ajustes", apuntó el economista, antes de añadir que "sin ajuste fiscal, el riesgo de impago de la deuda es mucho mayor".

Y es que Ecuador vive una crisis fiscal de "gran magnitud y el ritmo del ajuste avanza lento", por lo que ésta emisión de bonos de deuda interna es un salvavidas que, no obstante, no funcionará por mucho tiempo.

Por ello, “esto lo que hace es comprar algo de tiempo, pero al final del día sigue agravando una situación fiscal insostenible”, finalizó el experto.

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