Los insurgentes perpetraron el lunes pasado un ataque sin precedentes en Emiratos, donde tres personas murieron y otras seis resultaron heridas en una explosión de camiones cisterna que transportaban combustible.
Esos rebeldes cercanos a Irán amenazaban desde hace tiempo con atacar a Emiratos, miembro de la coalición militar liderada por Arabia Saudita que desde el 2015 apoya en Yemen a las fuerzas progubernamentales.
Con estas amenazas cumplidas, Emiratos fue noticia, pero no, como es habitual, por su torre más alta del mundo, sus hoteles ostentosos, sus competiciones deportivas internacionales o sus ambiciones tecnológicas y espaciales.
Este pequeño Estado con 10 millones de habitantes (90% de ellos trabajadores inmigrantes) es un centro financiero y de transporte aéreo, y un importante actor diplomático.
En un Medio Oriente sacudido por los conflictos y la pobreza, a Abu Dabi y Dubái (los dos principales emiratos) les gusta presentarse como un templo de la opulencia y un remanso de paz.
Golpear la “reputación”
Para Eman Alhssein, experta en los países del Golfo, Emiratos “ha construido una imagen lo suficientemente fuerte como para resistir” el reciente ataque.
No obstante, Dania Thafer, directora del centro de estudios Gulf International Forum, estima que la reputación de país seguro podría “empañarse” si los atentados se multiplican.
“Los hutíes parecen saber que la reputación de Emiratos está en el centro de sus objetivos estratégicos”, manifestó.
El ataque representa una “escalada” entre los rebeldes y Emiratos, declaró Mohamed Al Basha, investigador sobre la Península Arábiga del grupo de reflexión Navanti Group.
Los rebeldes golpean regularmente a Arabia Saudita con drones y misiles, pero no habían atacado a Emiratos desde que reivindicaron en 2018 un ataque que nunca fue confirmado por Abu Dabi.
En 2019, Emiratos anunció, no obstante, un redespliegue de sus fuerzas en Yemen, manteniendo un perfil bajo, pero conservando una fuerte influencia sobre todo en el sur. Los rebeldes hutíes controlan gran parte del norte.
Pero a mediados de enero, una fuerza formada por Emiratos permitió a las tropas progubernamentales arrebatar a los rebeldes la vecina provincia de Shabwa, en el sur.
“Organización terrorista”
Los hutíes consideran a Abu Dabi responsable de sus recientes reveses. Emiratos desempeñó un papel clave en el establecimiento, el entrenamiento y el armamento de las fuerzas” de la Brigada de los Gigantes, informó Al Basha.
Los rebeldes se enfrentan a la Brigada Gigante en la provincia de Marib, rica en petróleo, donde los rebeldes ya no avanzan.
En este contexto, los hutíes se apoderaron de un barco con bandera de Emiratos en el mar Rojo a principios de enero.
El ataque de Abu Dabi “no es una sorpresa”, según Peter Salisbury, del centro de estudio Crisis Group. Los hutíes consideran que Emiratos está detrás de la ofensiva militar contra sus fuerzas en Shabwa y en el sur de Marib”, dijo este especialista en Yemen.
Tras el ataque en Abu Dabi, la coalición respondió con incursiones en Saná que dejaron 14 muertos.
Emiratos pidió una reunión urgente del Consejo de Seguridad de la ONU y a Estados Unidos que vuelva a incluir a los hutíes en la lista de “organizaciones terroristas”.