El repunte de la inflación en la zona euro está suscitando cada vez más comparaciones con Estados Unidos, lo que alimenta la preocupación de que el Banco Central Europeo pueda enfrentarse a impedimentos similares a los de la Reserva Federal para bajar las tasas de interés.
Aunque ha habido claras diferencias en los factores que impulsan el crecimiento de los precios a ambos lados del Atlántico —un punto que los funcionarios del BCE subrayan repetidamente— algunos economistas ven importantes paralelos y advierten contra subestimar el riesgo de presiones más persistentes.
La ampliamente anunciada reducción de la tasa de depósito del 4%, el nivel más alto de la historia, no se cuestiona. El peligro es que una inflación persistente similar a la de Estados Unidos haga menos probables movimientos posteriores. La Reserva Federal ya ha tenido que replantearse la relajación monetaria después de que las subidas de precios superaran las expectativas, aunque los operadores siguen confiando en una baja de tasas este año.
“Los problemas de la inflación pegajosa en Estados Unidos podrían llegar a las costas europeas”, dijo Carsten Brzeski, responsable mundial de análisis macroeconómico de ING. “El BCE haría bien en no rechazar categóricamente el riesgo de reflación observado en Estados Unidos y mantener la cautela”.
La señal de alarma más reciente para el BCE fue la inflación de mayo en la zona euro, la cual se aceleró más de lo previsto al 2,6% a 12 meses. Aún más preocupante para los funcionarios fue el aumento de los precios de los servicios y el inesperado fortalecimiento de las presiones subyacentes.
El retroceso se produjo tras una fuerte caída de la inflación y no habrá sorprendido del todo a los responsables del BCE, que han previsto un camino lleno de baches para llegar a la meta del 2%. Pero el patrón que se perfila también se asemeja al de Estados Unidos, con cerca de un tercio de los economistas en una reciente encuesta de Bloomberg diciendo que las subidas de precios en Estados Unidos son un indicador líder para las europeas.
Nadie discute que los principales motores de la inflación fueron diferentes en las dos regiones: el enorme estímulo fiscal en Estados Unidos frente a la crisis energética que asoló Europa tras la invasión rusa de Ucrania. Sin embargo, lo que impulse los precios europeos a partir de ahora puede que no sea tan distinto.
Andrzej Szczepaniak, economista de Nomura, menciona una expansión del producto bruto interno mayor de lo esperado y la perspectiva de una recuperación impulsada por el consumo, respaldada por un desempleo en mínimos históricos que está empujando los salarios notablemente al alza. La fuerte demanda también está permitiendo a las empresas traspasar los mayores costos a los consumidores.
Economías distintas
Konstantin Veit, gestor de carteras de Pimco, describe la inflación como “altamente correlacionada” a nivel mundial. “Así que si Estados Unidos resulta tener un problema mayor, es poco probable que la zona euro no tenga al menos uno menor”.
Destaca un discurso pronunciado en 2022 por Isabel Schnabel, miembro del Comité Ejecutivo del BCE, en el que habla de “pruebas tangibles” de una “globalización” de la inflación. El presidente del Bundesbank, Joachim Nagel, declaró a Bloomberg en abril que la rigidez de los precios al consumo en Estados Unidos “nos enseña que debemos abordar el tema de la inflación con humildad”.
La presidenta del BCE, Christine Lagarde, y otros han restado importancia a los vínculos entre las situaciones económicas de Estados Unidos y Europa. “No creo que podamos sacar conclusiones basadas en la suposición de que las dos inflaciones son iguales”, dijo tras la reunión de política monetaria de abril. “Las dos economías no son iguales”.
Muchos analistas siguen coincidiendo con esa apreciación.
“La causa de la inflación estadounidense aún no se ha resuelto”, dijo Holger Schmieding, economista jefe de Berenberg Bank. “La demanda final interna sigue creciendo con fuerza. En la zona euro, sin embargo, el choque de Putin se ha superado en gran medida. Aquí, sin embargo, la economía se está debilitando. Esta es una razón más clara para reducir las tasas lo antes posible”.
Katharine Neiss, economista jefe para Europa de PGIM Fixed Income, ve el panorama de la inflación en Europa “algo más claro” que en Estados Unidos. “En particular, las tasas mensuales suavizadas de la inflación general en la zona euro se han situado recientemente en línea con el objetivo del 2%, a diferencia de Estados Unidos, que sigue funcionando al alza”.
Pero el hecho de que la inflación de la eurozona parezca seguir a su equivalente estadounidense con un rezago de unos meses es demasiado para que algunos lo ignoren. Brzeski, de ING, considera que existe un alto riesgo de que esta similitud continúe.
“No se trata de copiar a Estados Unidos, sino de entender los mecanismos de inflación de allí, incluso aquellos que hayan evolucionado de forma bastante similar en los últimos años”, afirma. “El mercado laboral es la mejor explicación de los paralelos, y por supuesto los precios de la energía. En ambos casos, el nivel es diferente en Estados Unidos y la zona euro, pero no la tendencia”.
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