
Taxis voladores, robots domésticos y terapéuticos, el primer grupo de K-pop formado por jóvenes con discapacidad auditiva y niños inventores de algunos de los países más pobres del planeta forman parte de la agenda de la Cumbre sobre Inteligencia Artificial para el Bien Común que empezó este martes en Ginebra.
Más de 15,000 personas se han registrado para participar en este megaevento en el que se busca destacar las aplicaciones positivas que puede tener para las poblaciones más vulnerables, para víctimas de conflictos y desastres y para la sociedad en general la inteligencia artificial, frente a los temores de que su uso aumente las desigualdades, los engaños o que los “agentes de IA” reemplacen a los trabajadores.
La primera edición de esta cumbre se remonta a 2017, “toda una eternidad en términos de inteligencia artificial”, ha señalado un responsable de la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), una agencia especializada en tecnologías de Naciones Unidas y que es la organizadora del evento.
“La intención es identificar las aplicaciones prácticas que pueden ayudar a resolver los problemas más apremiantes del mundo”, comentó el jefe de alianzas estratégicas de la UIT, Fred Werner, al presentar a la prensa una apretada agenda con más de un centenar de sesiones en las que participarán figuras claves de la industria a nivel global para actualizar a la audiencia sobre las últimas innovaciones.
La lista es larga en consonancia con la velocidad a la que se desarrolla esta tecnología e incluye temas como los agentes de IA autónomos, los modelos de aprendizaje generativos, las interfaces cerebro-máquina, los vehículos autónomos y la tecnología cuántica.
Ahora populares mucho más allá de las fronteras de Corea del Sur, los miembros de Big Ocean harán una presentación y compartirán cómo fue su intrépida lucha para crear la primera canción de K-pop con inteligencia artificial, que usa la voz de los artistas aprendida a profundidad.
En una de las salas del centro de conferencias que acoge esta cumbre estarán para compartir sus experiencias Rodrigo Hübner Mendes, la primera persona parapléjica que pudo conducir un auto de carreras únicamente con la mente, mediante la utilización de dispositivos que monitorizan las ondas cerebrales; y a su lado Charlotte Henshaw, medallista paraolímpica, quien pudo optimizar su rendimiento al más alto nivel sirviéndose de herramientas de inteligencia artificial.
Entre decenas de sesiones con ejecutivos de varias de las compañías que lideran el sector y representantes de gobiernos que se preguntan cuál es el camino a seguir para regular un sector que evoluciona a tanta velocidad, decenas de expositores mostrarán al público sus últimos avances.
Uno de los objetos más llamativos en el área de exhibición a la que EFE pudo acceder en una visita para la prensa previa a la apertura es un taxi volador no pilotado, que ya opera comercialmente en tres ciudades de China transportando pasajeros en vuelos de hasta 15 minutos y que cuestan alrededor de US$ 60.
Se trata del único aparato de este tipo autorizado en el mundo a llevar pasajeros, que viajan a una altura de hasta 120 metros, la capa asignada a esta actividad y actualmente se encuentra infrautilizada, según explicó Ricardo Ortega vicepresidente de la compañía Ehang para Europa & Latinoamérica.
En la cumbre, que finalizará el viernes, participarán 120 niños de 25 países, inventores en grupo de robots autónomos para la respuesta a desastres y que son los finalistas de un concurso internacional organizado por la UIT, que finalizará durante este evento con el anunció de los ganadores en la categoría infantil (10-14 años) y juvenil (14-18 años).
De espacio en espacio de la exhibición también retiene la atención Nuka, un robot terapéutico simulado en una foca de peluche para personas con problemas de salud mental y psicosocial, que ha pasado por numerosos ensayos científicos demostrando que los pacientes que lo utilizan tienden a necesitar menos medicación y aumentan la secreción de las hormonas relacionadas con el bienestar y reducen aquellas del estrés.
La interacción que este robot es capaz de tener con el paciente, respondiendo a sus caricias y sus llamados, ha despertado el interés en centros para personas con enfermedades neurológicas, residencias de personas mayores y establecimientos de salud mental en varios países, comentó su inventor, el japonés Takanori Shibata.