La reforma energética, las controversias comerciales y la crisis migratoria pueden obstaculizar el buen avance de las relaciones entre México y Estados Unidos cuando se cumple un año de la llegada de Joe Biden a la Casa Blanca.
El demócrata Biden asumió como el 46 presidente de Estados Unidos el 20 de enero del 2021 con un mensaje tranquilizador para México que se vio reflejado en la primera reunión virtual con el mandatario mexicano, Andrés Manuel López Obrador, el 1 de marzo.
“Vemos a México como un igual, no como alguien que está al sur de nuestra frontera”, dijo entonces Biden, marcando el tono.
“Ahora puedo decir que es maravilloso para México estar cerca de Dios y no tan lejos de Estados Unidos”, agregó López Obrador.
Pero aunque han quedado atrás los exabruptos del presidente Donald Trump (2017-2021), la realidad bilateral dista mucho de ser perfecta.
“Como siempre, ha habido altos y bajos. Siempre la relación bilateral ha tenido picos, momentos sumamente sólidos, y momentos de quiebre. Este año no ha sido la excepción”, opinó la coordinadora de la licenciatura de Negocios Globales de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México, Aribel Contreras.
La relación comercial
México ha sido entre enero y noviembre del 2021 el principal socio comercial de Estados Unidos, aunque seguido muy de cerca por Canadá y China.
Y en su enorme frontera común -que se reabrió finalmente en noviembre tras 20 meses de cierre debido a la pandemia- se estima que cada día, al menos hasta la crisis sanitaria, se intercambiaban bienes y servicios por unos US$ 1,700 millones.
Pero las controversias desatadas en el marco del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), en materia de derechos laborales y también en producción, pueden empañar la situación.
Estados Unidos aprobó que a partir del 2025 el 75% de un vehículo y de sus componentes esenciales tiene que estar fabricado en el país para evitar aranceles aduaneros.
Pero México y Canadá consideran que los vehículos y componentes producidos en sus países deben contar para evitar las tarifas y, por ello, a propuesta del primer país, solicitaron un panel para resolver las diferencias.
“No será la primera vez que México y Estados Unidos tengan un panel arbitral. Una relación pobre tiene pocos problemas, pero en una relación donde somos el primer o segundo socio comercial es hasta cierto punto entendible”, consideró Contreras.
A esto se le suma la propuesta de reforma energética mexicana, que busca fortalecer a la estatal Comisión Federal de Electricidad (CFE) en detrimento de los privados, y ha sido vista en Estados Unidos como una amenaza para las inversiones e incluso para el combate contra la crisis climática.
De hecho, y aunque en principio no estaba en la agenda, este tema se trató en la Cumbre de Líderes de América del Norte de noviembre pasado.
Adicionalmente, el Gobierno federal presentó en agosto pasado una inédita demanda contra 11 fabricantes estadounidenses de armas en una corte federal de ese país por su presunta negligencia que facilita el tráfico ilícito y la violencia en México.
Este asunto no ha causado tanto ruido en Estados Unidos y para Contreras tampoco tiene que impactar a nivel diplomático porque Biden es precisamente partidario de poner “más candados” al uso de armas a diferencia de su antecesor republicano.
Crisis migratoria: ¿moneda de cambio?
Biden llegó al poder con un mensaje mucho más amable con la migración y la promesa de regularizar a millones de personas.
Pero la realidad se impuso con altas cifras como los 1.7 millones de indocumentados identificados por la estadounidense Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) en el año fiscal 2021 y más de 252,000 migrantes interceptados entre enero y noviembre en México.
Leticia Calderón, doctora en Ciencias Sociales y experta en migración, opinó que la política de “contención” no ha cambiado y prueba de ello es que México ha seguido recibiendo a migrantes retornados desde Estados Unidos.
No obstante, los anuncios de inversión en Centroamérica de ambas naciones sí han servido para apoyar “en términos de narrativa” al Gobierno de López Obrador.
Aunque todo ello, continuó, se sitúa dentro de una “negociación” mucho más compleja entre países y que incluiría, por ejemplo, un mayor control fronterizo a cambio de las millones de vacunas antiCOVID que donó Estados Unidos a México en el 2021.
En este contexto, otro gesto a favor de México fue la firma a finales de año del Entendimiento Bicentenario, una nueva alianza en materia de seguridad que busca combatir la criminalidad con un enfoque integral y alejarse de la estrategia militar de la Iniciativa Mérida.
¿Qué depara el 2022?
Calderón consideró que la política migratoria mexicana va a endurecerse y esto se refleja en el reciente anuncio de la obligatoriedad de visas para turistas venezolanos.
Mientras que Gustavo López Montiel, experto en Relaciones Internacionales del Tecnológico de Monterrey, estimó que, si bien hay un cambio de “tono” frente a Trump, los problemas que más conciernen a México no coinciden con las principales preocupaciones de Estados Unidos.
“La relación no ha mejorado en el sentido estricto, aunque ha habido más interacción con el Gobierno de Estados Unidos”, apuntó el analista.
Más optimista, Contreras aseguró que México puede aprovechar este año retos como la “profunda confrontación” entre Estados Unidos y China para posicionarse a nivel regional.
“Aunque de manera directa México no es un actor activo, sí puede aprovechar estos espacios para seguir avanzando en su liderazgo en la región de América Latina y venderle ese capital político a Estados Unidos”, concluyó.