Los científicos están observando señales de que la alarmante ola de casos de la variante ómicron del coronavirus podría haber alcanzado su punto máximo en Gran Bretaña, y que está por hacer lo mismo en Estados Unidos, lo que significa que las infecciones podrían empezar a disminuir drásticamente.
La razón: la variante ha demostrado ser tan contagiosa que ya podría haberse quedado sin gente a la cual infectar, apenas un mes y medio después de que se detectó por primera vez en Sudáfrica.
“Va a bajar tan rápido como subió”, comentó Ali Mokdad, profesor de sanimetría en la Universidad de Washington, campus Seattle.
Pero al mismo tiempo, los expertos advirtieron que todavía hay mucha incertidumbre sobre cómo se desarrollará la siguiente fase de la pandemia. El estancamiento o la disminución en los dos países no está ocurriendo en todas partes al mismo tiempo o al mismo ritmo. Y aún quedan por delante semanas o meses de sufrimiento para los pacientes y para los hospitales, incluso si se produce el descenso.
“Todavía hay muchas personas que se contagiarán a medida que baje la curva”, comentó Lauren Ancel Meyers, directora del Consorcio de Modelado de COVID-19 de la Universidad de Texas, que predice que los casos reportados de coronavirus alcanzarán su punto máximo en el transcurso de la próxima semana.
De acuerdo con el influyente modelo de la Universidad de Washington, el número de casos diarios reportados en Estados Unidos alcanzará un máximo de 1.2 millones el 19 de enero y luego descenderá abruptamente “porque todos los que podían contagiarse ya lo estarán”, según Mokdad.
De hecho, comentó, de acuerdo con los complejos cálculos de la universidad, el número real de casos nuevos en Estados Unidos —un estimado que incluye a personas que no se sometieron a una prueba— ya ha alcanzado su punto máximo, registrando 6 millones el 6 de enero.
Mientras tanto, en Gran Bretaña los casos nuevos cayeron a unos 140,000 diarios en la última semana, luego de haber subido a más de 200,000 al día a principios del mes, de acuerdo con datos del gobierno.
El martes, la Organización Mundial de la Salud (OMS) dijo que se han registrado siete millones de casos nuevos de COVID-19 en Europa en la última semana, señalando que era una “avalancha que arrasa con la región”. La OMS citó el modelo del grupo Mokdad que predice que la mitad de la población del continente europeo contraerá la ómicron dentro de unas ocho semanas.
Sin embargo, el doctor Paul Hunter, profesor de medicina en la Universidad de Anglia del Este de Gran Bretaña, y otros expertos prevén que para ese entonces el mundo ya haya superado el brote de ómicron.
“Probablemente habrá algunos altibajos en el camino, pero yo esperaría que para la Pascua hayamos salido de esto”, comentó Hunter.
Aun así, el gran número de personas infectadas podría resultar abrumador para los sistemas de salud, dijo el doctor Prabhat Jha, del Centro de Investigación en Salud Global del Hospital St. Michael. “Las próximas semanas van a ser brutales porque, en cifras absolutas, hay tantas personas infectadas que se extenderá a las UCI”, dijo Jha.
Mokdad también advirtió que en Estados Unidos “van a ser dos o tres semanas muy duras. Tenemos que tomar decisiones difíciles para dejar que ciertos trabajadores esenciales sigan trabajando, sabiendo que podrían ser infecciosos.”
Omicron podría considerarse un día como un punto de inflexión en la pandemia, dijo Meyers, de la Universidad de Texas. La inmunidad adquirida por todas las nuevas infecciones, junto con los nuevos fármacos y la vacunación, podrían convertir al coronavirus en algo con lo que podamos convivir más fácilmente.
“En algún momento, podremos trazar una línea -y ómicron podría ser esa línea- en la que pasemos de lo que es una amenaza global catastrófica a algo que es una enfermedad mucho más manejable”, manifestó Meyers.
Ese es un futuro plausible, dijo, pero también existe la posibilidad de que surja una nueva variante, mucho peor que la ómicron.