FOTO 3 | Por el momento, el sistema tan sólo ofrece recreaciones del movimiento de una forma simple en dos dimensiones, con muñecos antropomorfos formados por palos. No obstante, los investigadores están trabajando en el desarrollo de recreaciones en tres dimensiones que permitan recoger detalles más pequeños como el temblor de una mano. (Foto: Pixabay)
FOTO 3 | Por el momento, el sistema tan sólo ofrece recreaciones del movimiento de una forma simple en dos dimensiones, con muñecos antropomorfos formados por palos. No obstante, los investigadores están trabajando en el desarrollo de recreaciones en tres dimensiones que permitan recoger detalles más pequeños como el temblor de una mano. (Foto: Pixabay)

La comisaria de Derechos Humanos del , Dunja Mijatovic, alertó de la amenaza que pueden suponer los dispositivos de para la privacidad y otros derechos fundamentales.

El análisis de megadatos utilizados por la hace "particularmente evidente" la tensión entre las ventajas y los riesgos para nuestros derechos humanos, señaló en un artículo publicado en su página web.

Las aplicaciones y redes sociales -indicó Mijatovic- guardan grandes cantidades de datos personales, "a menudo sin que lo sepamos", que sirven para "establecer nuestro perfil o predecir nuestro comportamiento".

"Ofrecemos informaciones sobre nuestra salud, opiniones políticas y nuestra vida familiar sin saber quién las va utilizar, con qué fines y de qué manera", dijo.

La comisaria de la organización paneuropea de 47 Estados miembros indicó que los sistemas de inteligencia artificial, en lugar de contribuir a que nuestras decisiones sean "más objetivas", pueden "reforzar la discriminación y el prejuicio dándoles apariencia de objetividad".

Y aseguró que cada vez más elementos muestran que las mujeres, las minorías étnicas, los discapacitados y los miembros del colectivo LGBTI "sufren particularmente discriminaciones causadas por algoritmos sesgados".

En cuanto al reconocimiento facial, que puede ayudar a las fuerzas del orden a localizar a sospechosos, Mijatovic se refirió al riesgo de que sea utilizado "para la vigilancia de masas o para identificar a manifestantes".

A ese respecto, constató que en la actualidad "es mucho más fácil para los gobiernos vigilar continuamente y restringir el derecho a la vida privada, la libertad de reunión, de circulación y de prensa".

Por ello, Mijatovic propuso mayor cooperación entre los representantes del Estado y de la sociedad civil, así como que el sector privado, del que depende la inteligencia artificial, respete los derechos humanos y ofrezca más transparencia y comprensión.

También pidió a los gobiernos que inviertan en iniciativas para sensibilizar y educar a las nuevas generaciones, con el objetivo de que "adquieran las competencias necesarias para hacer un buen uso de las tecnologías ligadas a la inteligencia artificial".

La inteligencia artificial "puede aumentar considerablemente las posibilidades de vivir la vida a la que aspiramos" pero "también destruirlas". Es decir, que se necesitan "reglas estrictas" que eviten "una versión moderna del monstruo de Frankestein".