Activistas y periodistas cubanos rechazan las nuevas regulaciones en el campo de la ciberseguridad aprobadas por el Gobierno de Cuba, al considerar que reprimen la libertad de expresión en internet y redes sociales.
Es el caso de la periodista cubana Iliana Hernández, quien declaró a Efe: “como periodista y activista política seguiré luchando por la libertad de mi país”.
El pasado 17 de agosto se aprobó en Cuba un Decreto-Ley con nuevas regulaciones en el campo de la ciberseguridad para ejercer la “soberanía nacional sobre el ciberespacio con el propósito de salvaguardar la paz y el bienestar”, explicó entonces el canciller cubano, Bruno Rodríguez.
Sin embargo, para Hernández el nuevo decreto “es una extensión” de otro ya existente, que “no intimidó a los cubanos, que siguen denunciando a la dictadura en redes”.
Por su parte, el Observatorio Cubano de Derechos Humanos (OCDH), organización con sede en Madrid, mantiene que están “ante nuevas normas para reprimir la libertad de expresión”, afirma el abogado y director de estrategia Yaxys Cires desde su portal de internet, al considerar que ahora el Gobierno cubano dispondrá de una normativa específica, por ejemplo, para “legalizar los apagones de internet y de telefonía internacionalmente denunciados”.
La periodista Iliana Hernández mantiene que los apagones individualizados también ocurrían antes de aprobar el decreto, durante las protestas ocurridas en el país el 11, 12 y 13 de julio, “lo hacen con varios activistas y periodistas así como con sus familiares, por ejemplo, yo estoy sin internet desde el 16 de abril al igual que mi familia”, dice.
El OCDH no descarta que este cambio legal sea “para la entrada de un inversor al negocio de las telecomunicaciones en Cuba, garantizándose tener siempre el poder de interrumpir las comunicaciones en cualquier circunstancia, por ejemplo, ante una protesta social”, explica Yaxys Cires.
Sobre los mecanismos de control que utiliza el Gobierno cubano, la activista Hernández afirma: “ellos tienen asesoramiento de los chinos, implementaron la tecnología de censura aquí previo pago, por supuesto, y desde la UCI (Universidad de Ciencias Informáticas de Cuba) monitorean todo, tienen personas trabajando solo para eso”.
Censura y manipulación
La nueva norma tipifica los incidentes de ciberseguridad en niveles de peligrosidad que van desde bajo a muy alto. Con un nivel de peligrosidad alto se encuentra la subversión social: “pretender alterar el orden público, promover la indisciplina social”.
A pesar de la implantación del decreto, Iliana ya empezó a ver el fruto de su trabajo el 11 de julio, “cuando cubanos en todo el país salieron a las calles pidiendo lo mismo que yo pedía diariamente en las redes, libertad”.
Por otra parte, la llamada difusión dañina está categorizada con un nivel de peligrosidad muy alto y contempla divulgación de “contenidos que atentan contra los preceptos constitucionales, sociales y económicos del Estado; inciten a movilizaciones u otros actos que alteren el orden público”.
Sobre los canales de censura de los que hace uso el Gobierno de Cuba, la periodista asegura que “es el partido quien decide qué es noticia. Muchas veces pasa algo y ellos lo cuentan días después por la fuerte presión social y la prensa independiente, pero siempre tergiversando”.
Iliana Hernandez explicó a Efe, a través de Whatsapp, la manipulación que el Gobierno llevó a cabo durante las protestas del 11 de julio, “ha sido atroz, por suerte hay mucha gente que sabe que lo que dicen es mentira”.
Una periodista opositora en Cuba
La doble nacionalidad de Iliana Hernández, española y cubana, no le facilita el regreso a España y denuncia que por su oposición al Gobierno cubano, no le permiten volver al país europeo, pero insiste: “cuando esté otro partido que no sea el Partido Comunista de Cuba dejaré de ser opositora”.
“Vivir siendo yo en Cuba es como estar preparándose para una maratón de fondo, esto es de resistencia”, afirma esta periodista que también es corredora de maratón, y compara su vida actual como profesional de la información en su país con la mentalización de un corredor de maratón.
Hernández denuncia haber sufrido una represión por parte del Gobierno cubano desde 2013, y que este acoso ha ido en aumento: “desde noches en calabozos, amenazas con un año de prisión por mi activismo político. Ahora estoy en prisión domiciliaria ilegal, ya que no existe ninguna acusación ni orden de un juez para ello”.