El canal de Panamá ha logrado evitar una crisis del transporte marítimo que amenazaba con poner en peligro US$ 270,000 millones al año en comercio mundial. Lo consiguió gracias a una cuidadosa gestión del agua... y un poco de suerte.
El año pasado, cuando el país centroamericano era golpeado por una fuerte sequía, la Autoridad del Canal de Panamá redujo a 22 el número de buques autorizados a cruzar cada día, aproximadamente el 60% de lo normal. Las empresas navieras pagaron millones de dólares para saltarse la creciente cola y evitar esperas de más de dos semanas.
Pero recientemente, con el aumento del nivel del agua, la autoridad ha empezado a elevar el límite. El martes anunció que a partir de finales de julio se permitirán 34 buques diarios, cerca del máximo de 38 antes de la sequía.
Las embarcaciones esperan ahora menos de dos días para transitar por el canal. Si el régimen de lluvias se mantiene, la vía navegable podría volver a su plena capacidad el año que viene, señaló la autoridad del canal en una respuesta escrita a preguntas.
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“Los pronósticos actuales indican que las lluvias constantes continuarán durante los próximos meses”, dijo la autoridad del canal. “De continuar así, el canal planea levantar gradualmente las restricciones, permitiendo que las condiciones se normalicen completamente en 2025″.
La recuperación del canal se debe, en parte, a las exitosas medidas de gestión del agua. Pero también es el resultado de una estación seca más lluviosa de lo esperado —que se extiende de diciembre a abril en Panamá— y del fin de El Niño, el fenómeno meteorológico que dejó a Panamá con uno de sus años menos lluviosos registrados.
El drástico cambio subraya cómo las vías navegables de todo el mundo están cada vez más a merced de las condiciones meteorológicas extremas. Los países y las empresas deben adaptarse o encontrar formas de mitigar los efectos del cambio climático a medida que altera los flujos comerciales: el derretimiento del hielo marino crea nuevas rutas de navegación en el Ártico y la sequía causa atascos en otras partes del mundo. Mientras tanto, los problemas de seguridad derivados de la guerra entre Israel y Hamás han perturbado el tráfico en el mar Rojo.
En el caso del canal de Panamá, las medidas de ahorro de agua, como el llenado cruzado, una técnica que reutiliza el agua en las esclusas del canal, y la reducción de los tránsitos diarios ayudaron a compensar el impacto de la sequía, según la autoridad del canal. El objetivo ahora es que el lago Gatún y otro embalse conectado al canal crezcan lo suficiente para mantener los flujos comerciales a su capacidad durante la próxima estación seca.
“El Niño ha desaparecido totalmente y ahora ha entrado en acción La Niña, que trae más lluvia de lo normal”, explica Jorge Luis Quijano, consultor y exjefe de la autoridad del canal. “Aún queda por ver si podemos mantener los 38 tránsitos por día durante nuestra próxima estación seca normal”.
En circunstancias normales, el canal de Panamá gestiona alrededor del 3% de los volúmenes de comercio marítimo mundial y el 46% de los contenedores que transitan desde el noreste de Asia a la costa este de Estados Unidos. Cualquier aumento es un alivio para las navieras, algunas de las cuales se veían obligadas a tomar la larga ruta alrededor de Sudáfrica o a través del estrecho de Magallanes en Chile para llevar sus mercancías al mercado.
Los fruticultores chilenos están entre los que se alegran de la recuperación, según Ignacio Caballero, director de marketing de la asociación gremial Frutas de Chile. Muchos de ellos tuvieron que modificar sus envíos a Estados Unidos el año pasado debido a las restricciones del canal de Panamá a la hora de reservar franjas horarias.
“Cuantas más franjas horarias haya disponibles, mucho mejor”, afirma Caballero.
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Los exportadores de gas natural licuado, un combustible clave para calefacción y centrales eléctricas, también podrían beneficiarse de la relajación de las restricciones del canal. Sin embargo, la mayoría de los buques metaneros están navegando por el cabo de Buena Esperanza, ya que los precios relativamente bajos del gas en Europa y Asia hacen poco atractivo para los tanqueros pagar más por atravesar el canal.
Julia Zhao, científica principal de datos del proveedor de análisis Dun & Bradstreet, dijo que el tráfico de buques del canal de Panamá podría volver a los niveles normales previos a la sequía en solo tres semanas si las precipitaciones son similares a las de 2022.
La rapidez con la que se llena el lago Gatún depende tanto de las precipitaciones como del número de barcos que atraviesan el canal, señala Steve Paton, director del programa de monitoreo físico del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales.
El canal se ve obligado a expulsar grandes cantidades de agua de un sofisticado sistema de esclusas cada vez que pasa un barco, lo que convierte al propio canal en un devorador de agua.
“Todos los pronósticos que he visto indican precipitaciones superiores al promedio, que es exactamente lo que necesitamos”, afirma Paton.
La autoridad del canal está estudiando proyectos a más largo plazo para aumentar su suministro de agua, como la construcción de embalses adicionales. Pero no hay “una respuesta sencilla ni un proyecto único que pueda resolver inmediatamente la crisis del agua”, dijo la autoridad en un correo electrónico.
El canal presentó propuestas al Gobierno entrante encabezado por el presidente electo José Raúl Mulino, que asumirá el 1 de julio, para ampliar potencialmente los límites de propiedad del canal o eliminar las restricciones que le impiden construir nuevos embalses.
“El presidente electo, al recibir esta información, dijo que una de sus prioridades era solucionar el tema del agua”, señaló la autoridad del canal.
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