Una creciente liquidación de las acciones chinas está exacerbando una crisis de confianza en la segunda economía más grande del mundo, acumulando presión sobre los responsables políticos para detener la espiral descendente.
Un índice de referencia de las acciones de la nación está cerca de los niveles más bajos desde enero de 2019, otro reflejo de la profundidad del pesimismo del mercado. Con un descenso de casi el 7% este año, el índice CSI 300 se enfrenta a una cuarta caída anual sin precedentes, mientras que un indicador de MSCI Inc. de las acciones chinas se encamina a su tramo más largo de rendimiento inferior frente a la renta variable mundial desde el cambio de siglo.
La presión vendedora aumenta a medida que la crisis inmobiliaria de China arrastra el gasto de los consumidores y las tensiones geopolíticas se agudizan antes de las elecciones estadounidenses de noviembre.
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El riesgo para el gobierno de Xi Jinping es que la caída del mercado erosione aún más la confianza de los consumidores y las empresas, estimulando un bucle de retroalimentación deflacionista para la economía. Esa es una de las razones por las que los fondos respaldados por el Estado han gastado miles de millones de dólares tratando de apuntalar los precios de las acciones, con escasos resultados.
Aunque los inversionistas han instado a las autoridades a desplegar un estímulo económico más contundente, Pekín no ha mostrado hasta ahora ningún apetito por el tipo de medidas de gran impacto que ayudaron a reactivar la economía y los mercados bursátiles en ciclos pasados.
“Ha sido un periodo asombrosamente malo para los mercados; el problema es que la economía está en peor situación de lo que pensaba hace seis meses”, dijo Ron Temple, estratega jefe de mercados de Lazard Asset Management, en una entrevista realizada el lunes en Londres. “Cuanto más tiempo se niegue el gobierno a crear cualquier estímulo importante a la demanda, más persistirá el daño a la confianza del consumidor y más difícil será resolverlo”.
No es que las autoridades no hayan actuado para solucionar los problemas. Solo este año, se calcula que los fondos estatales habían comprado hasta mediados de agosto fondos cotizados por alrededor de US$ 66,000 millones para apuntalar las acciones. Se han endurecido las restricciones sobre las operaciones cuantitativas y las ventas en corto en un intento de reducir la volatilidad, mientras se insta a las empresas a impulsar las recompras y el reparto de dividendos. En febrero, China sustituyó por sorpresa al jefe de su regulador de valores.
Para los inversionistas, sin embargo, las medidas han sido decepcionantes. Y China no parece dispuesta a seguir una vía económica diferente que potencie a las empresas. El riesgo es que el mercado de valores se quede estancado en un limbo mientras China entra en una era de crecimiento lento, carente del vigor de un mercado emergente y de la estabilidad de uno desarrollado.
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Los malos resultados de China contrastan fuertemente con la racha alcista de las acciones mundiales este año, lo que subraya el escepticismo de los inversionistas ante la visión de Xi sobre China. El CSI 300 está ahora cerca de los niveles vistos a principios de 2019, mientras que los índices de referencia en Estados Unidos, Japón e India casi han duplicado —o más— sus niveles durante este periodo.
El aumento del control estatal sobre las empresas privadas y las crecientes desavenencias comerciales a medida que China busca la autosuficiencia industrial son algunas de las causas fundamentales que han hecho que las acciones de la nación resulten poco apetecibles para muchos.
En total, se han esfumado unos US$ 6.5 billones de valor de mercado de las acciones chinas y hongkonesas desde el máximo alcanzado en 2021. Eso equivale casi al tamaño del mercado de renta variable de Japón. El martes, el índice CSI 300 cayó hasta un 0.7% antes de recuperarse para terminar con un alza del 0.1%, ya que los datos mostraron que las exportaciones se aceleraron inesperadamente en agosto. El indicador ha caído casi un 4% en setiembre tras una racha de cuatro meses de pérdidas.
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