(Foto: AFP)
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Las señales de que a la relación diplomática entre y podrían esperarle tiempos conturbados han comenzado a materializarse.

El gobierno brasileño informó que ningún representante oficial viajará a Buenos Aires para la asunción del presidente electo . La información fue confirmada a The Associated Press por la asesoría de comunicación de la Presidencia y del Ministerio de Relaciones Exteriores, que no informó los motivos de la cancelación del viaje.

En los últimos meses el mandatario brasileño y el peronista Fernández se han cruzado fuertes críticas debido a sus diferencias ideológicas. A contramano de la tradición diplomática, será la primera vez en 17 años que un mandatario brasileño no estará presente en la jura de un presidente del país vecino.

Según analistas esto podría marcar el inicio de una relación tumultuosa entre los dos principales aliados de la región, con un posible impacto no sólo en el comercio y la relación bilateral sino también en el bloqueo de cualquier intento de cooperación relevante en la región.

Rafael Saliés, consultor de riesgo político y seguridad en América Latina, dijo que es el inicio de una relación de “socios en la rivalidad”.

“A ambos presidentes les sirve internamente mostrarse enemistados ante sus bases. Convivirán al límite de la crisis, pero a ninguno de los dos les sirve que se llegue a un conflicto terminal para no damnificar seriamente el comercio. El riesgo existe”.

Argentina es el tercer mayor socio comercial de Brasil, apenas detrás de China y Estados Unidos, y el principal destino de sus productos manufacturados que se venden en el exterior.

“Bolsonaro no ve las relaciones internacionales en términos de intercambio sino como países fuertes, por un lado, y débiles, por otro, que deben obedecer. En la relación con Argentina se ve más poderoso y cree que no tiene que dar nada a cambio”, agregó Saliés.

La última vez que un presidente brasileño estuvo ausente en la jura fue en el 2002, cuando Eduardo Duhalde asumió el cargo en medio de una crisis institucional que eyectó del cargo a cuatro presidentes en 11 días.

Además, por primera vez desde la redemocratización de ambos países no habrá en la ceremonia de jura ningún funcionario brasileño de alto rango.

Según confió el domingo a AP una fuente del gobierno que pidió no ser identificada por no estar autorizada para hablar, la decisión de Bolsonaro partiría de un enojo con el nuevo mandatario argentino, acentuado por un reciente encuentro con diputados opositores.

“Estoy analizando la lista de invitados (a la jura) de él (Fernández). Cuando yo asumí no invité a algunas autoridades”, dijo Bolsonaro en Brasilia, en las afueras de la residencia oficial. “Nuestro comercio con Argentina continúa de la misma forma, sin ningún problema”, agregó el presidente brasileño.

El profesor de Relaciones Internacionales de la Fundación Getulio Vargas, Oliver Stuenkel, dijo que el desaire ya impacta negativamente en el comercio debido a una situación de “incertidumbre” para los inversores.

Pese a que hasta el lunes estaba confirmado que viajaría el ministro de la Ciudadanía Osmar Terra, un funcionario de bajo perfil, finalmente participará de la jura Sergio Danese, el embajador en Buenos Aires. La presidencia resaltó que “hasta el momento” ese es el plan.

“Bolsonaro muestra que no está dispuesto a pensar de manera práctica la relación y adopta una postura populista, de enfrentamiento, para movilizar a su base. Está preso en su retórica de campaña”, dijo Stuenkel.

“Sin una buena sociedad no habrá cooperación para ninguno de los desafíos relevantes de la región”, citó el profesor, mencionando entre otros temas la agenda ambiental, el combate contra el crimen organizado o la mediación en las crisis boliviana y venezolana.

La relación entre el brasileño y el entrante presidente argentino se tensó especialmente luego de que durante la campaña electoral argentina Fernández viajó a Curitiba para respaldar al exmandatario Luiz Inácio Lula da Silva cuando aún se encontraba en prisión. Bolsonaro, por su parte, se manifestó varias veces en público a favor de la reelección del mandatario conservador argentino Mauricio Macri para evitar, según dijo, que el país vecino se convierta en una "nueva Venezuela".

Bolsonaro ganó las elecciones en el 2018 presentándose, entre otras cosas, como un acérrimo detractor del Partido de los Trabajadores de Lula.

Pero a Bolsonaro y Fernández no los separa solamente la ideología. Orientado por el liberal ministro de economía Paulo Guedes, el gobierno brasileño ha manifestado que quiere acelerar la apertura comercial del bloque regional Mercosur, una iniciativa que encuentra reparos en Buenos Aires.