Tras la marcha del líder indígena y de la cúpula parlamentaria, Áñez, entonces vicepresidenta segunda del Senado, asumió la presidencia de Bolivia y durante su corto mandato la fiscalía imputó por terrorismo a Morales cuando se encontraba en Argentina. (Foto: REUTERS/David Mercado - Mario De Fina).
Tras la marcha del líder indígena y de la cúpula parlamentaria, Áñez, entonces vicepresidenta segunda del Senado, asumió la presidencia de Bolivia y durante su corto mandato la fiscalía imputó por terrorismo a Morales cuando se encontraba en Argentina. (Foto: REUTERS/David Mercado - Mario De Fina).

asiste “cansada” a un nuevo episodio de la confrontación política local tras la detención de la expresidenta interina , acusada de participar en un golpe de Estado contra en el 2019, cuya figura sigue generando tensiones en el país.

Expertos consultados por la AFP consideran que las acusaciones de sedición, terrorismo y conspiración, y las detenciones de Áñez y dos de sus exminsitros son las dos caras de la misma moneda de un juego político entre la ahora derecha opositora y la izquierda oficialista, que antes de las elecciones de octubre del 2020 estaban en las posiciones opuestas.

Para la politóloga Jimena Costa, el actual gobierno de izquierdas de Luis Arce se enfrenta a las voces disidentes de derecha del mismo modo que lo hizo durante el último mandato de Morales, que terminó con las fallidas elecciones del 2019 y una crisis social que dejó más de 30 muertos en choques entre manifestantes y fuerzas del Estado durante los primeros días del interinato de Áñez.

Tras la marcha del líder indígena y de la cúpula parlamentaria, Áñez, entonces vicepresidenta segunda del Senado, asumió la presidencia de Bolivia y durante su corto mandato la fiscalía imputó por terrorismo a Morales cuando se encontraba en Argentina.

“Están haciendo lo que le critican a Áñez, es exactamente lo mismo. Les van a meter presos por persecución política, sedición, golpe (de Estado) sin prueba de nada como hacía el gobierno anterior (de Áñez) con ellos”, indica Costa.

“Revanchismo” político

Después de que Arce ganará las elecciones en octubre del 2020 de la mano del Movimiento Al Socialismo (MAS), el partido con el que Morales fue presidente entre el 2006 y 2019, se esperaba que la convulsión social y política quedara a un lado para afrontar la pandemia del coronavirus y la recesión económica.

El COVID-19 ha dejado en Bolivia más de 12,000 muertos y 250,000 contagios, y ha provocado una contracción económica de 8%, según cifras oficiales.

Sin embargo, esa expectativa se rompió cuando la Fiscalía ordenó la detención de Áñez y varios de sus ministros, exjefes militares y policiales, así como de civiles denunciados por una exdiputada del MAS bajo la acusación de sedición, terrorismo y conspiración.

Dos de sus excolaboradores también fueron encarcelados.

Las detenciones son un “tiro en el pie” para el Ejecutivo de Arce, que defiende la idea de un golpe de Estado contra Morales por parte de la derecha representada por Áñez, afirma el analista político Daniel Valverde.

“Estamos volviendo al círculo vicioso de que ayer me perseguiste y ahora me toca perseguirte; ayer me quisiste escarmentar y ahora me toca escarmentarte”, afirma Valverde.

La figura de Morales

Costa considera que la cúpula “autoritaria” que rodeaba a Morales y ahora permanece con Arce lucha por el poder dentro del propio gobierno del MAS y pretende reflotar la imagen del líder indígena, a su juicio “dañada” entre una población “cansada” de las refriegas políticas.

“La gente se hartó de esa forma de actuar del gobierno de Morales; le molestó mucho que Áñez hiciera lo mismo, y ver que ahora se cometen los mismos abusos y atropellos por el gobierno de Arce hace que la población boliviana esté ya cansada de ver que los que se suceden en el poder solamente lo utilizan en beneficio propio. Creen que la gente es tonta y la van manipular”, afirma Costa.

Dudas sobre el debido proceso

Arce ha negado desde la detención de Áñez que el gobierno esté manipulando a los fiscales y jueces para encarrilar la denuncia contra la exmandataria interina, quien cumple prisión preventiva por cuatro meses en una cárcel de mujeres en La Paz, de la pidió salir tras cinco días por problemas de salud.

“No nos mueve el odio, no nos mueve la venganza, lo que nos mueve es un afán inquebrantable de justicia en el país”, dijo Arce el viernes durante un acto con mujeres campesinas.

Para el analista Valverde, el arresto de la expresidenta se debe al “revanchismo” del MAS con el argumento de un golpe de Estado por parte del sector que encendió, a través de numerosas protestas, la convulsión social que propició la renuncia de Morales, al que la derecha acusó de fraude electoral en las presidenciales que ganó en octubre del 2019.