Los niveles de los embalses que abastecen de agua a La Paz, la ciudad sede del Gobierno y el Legislativo de Bolivia, y la vecina El Alto, la segunda más poblada del país, subieron hasta un 49 % de su capacidad gracias a las recientes lluvias, tras tener grandes descensos por la sequía de los meses pasados.
“Estamos con un 49,94 % de los diez embalses que tenemos en las ciudades de El Alto y La Paz”, lo que equivale a 28,5 millones de metros cúbicos de agua, explicó a los medios el interventor de la Empresa Pública Social de Agua y Saneamiento (Epsas), Jaime Gutiérrez.
Según el funcionario, El Alto y La Paz consumen 167 metros cúbicos al día, por lo que la cantidad de agua con la que se cuenta actualmente alcanza para unos seis meses, aunque se prevé que las lluvias continúen.
Además, Epsas tiene en marcha un “plan de contingencia” para garantizar el abastecimiento en ambas ciudades, indicó Gutiérrez.
“Se pide a la población que esté tranquila, estas lluvias poco a poco están aumentando los niveles de nuestros embalses y (hay que) seguir con el mismo propósito, cuidar, preservar y concienciar sobre el uso adecuado del agua. Sabemos que está lloviendo, pero tiene que seguir el cuidado”, remarcó.
La represa que llegó al nivel más bajo fue la de Milluni, situada en una zona minera, que a fines de noviembre estaba en un 12% de su capacidad y ahora en 21%, señaló el interventor.
Por su parte, el secretario municipal de Agua de El Alto, Gabriel Pari, dijo a los medios que el nivel de las tres represas que nutren a esa ciudad subió en un 17,38 % gracias a las lluvias.
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Escasez de agua
Pari recomendó a la población hacer un uso racional del agua y “cosechar” el líquido, es decir, recolectar el agua de lluvia para usarla en tareas como el lavado de vehículos, patios o ropa.
La época de lluvias en Bolivia solía comenzar entre octubre y noviembre y se extiende hasta marzo, pero este año inició recién en diciembre, lo que ocasionó una de las peores sequías en los últimos años con afectaciones en la producción agrícola, sobre todo en el occidente del país.
Bolivia registró entre finales de 2016 e inicios de 2017 la considerada como la peor sequía en 25 años, que afectó en especial al departamento de La Paz.
El descenso del nivel de los embalses que nutren a la ciudad de La Paz por la escasez de lluvias y la falta de previsión de las empresas públicas de gestión de agua ocasionaron entonces que casi un tercio de la población paceña sufriera una escasez del líquido de forma prolongada con racionamientos que luego se ampliaron a El Alto.
A partir de esa experiencia, la falta de lluvias en las épocas correspondientes se ha vuelto motivo de alerta para la población de La Paz.
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