
Los venezolanos se están abalanzando sobre los dólares, haciendo que la moneda local se desplome a mínimos históricos. Esto se debe a la creciente preocupación de que la administración Trump esté estrangulando la industria petrolera del país e inclinando la economía nuevamente hacia una crisis.
Esta semana, Trump anunció un arancel del 25% a los países que compren petróleo venezolano, poniendo a prueba un nuevo mecanismo destinado a presionar al gobierno de Nicolás Maduro. La decisión asustó a algunos de los mayores compradores de crudo del país. La india Reliance Industries Ltd. detuvo los envíos y la española Repsol desvió un buque petrolero.
Eso está presionando al bolívar porque Venezuela canaliza los ingresos del petróleo al mercado de divisas para mantener estable el tipo de cambio. Dado que se prevé una escasez masiva de dólares, las empresas y los individuos están acudiendo en masa al mercado negro para comprar billetes verdes.
La cotización paralela superó los 100 bolívares por dólar desde los 66 de principios de año, disparando la diferencia con el tipo oficial hasta el nivel más alto en más de cinco años.
“Desde el punto de vista de flujo de caja y producción petrolera, es la medida más fuerte que ha tomado una administración americana contra el gobierno en Venezuela”, dijo Alejandro Grisanti, director de AGC de la consultora Ecoanalitica.
Las consecuencias amenazan con avivar la inflación y revertir la estabilización económica que el gobierno de Maduro ha encontrado, en parte, al permitir el uso generalizado del dólar.
No podría ser un peor momento para el país. Dado que la previsión de que la economía se contraiga este año por primera vez desde 2020 —según una encuesta del Observatorio de Finanzas, dirigido por la oposición— y el agotamiento de las reservas líquidas del banco central, los ingresos del petróleo son esenciales para suministrar dólares al mercado oficial.

Chevron Corp. ahora tiene un plazo de 60 días para cerrar sus operaciones en Venezuela. Anticipándose a la salida de la empresa estadounidense, el gobierno ya redujo a la mitad las ventas de dólares al mercado cambiario este año, según datos de Ecoanalitica.
Maduro tiene pocas opciones, incluyendo la relajación de las regulaciones sobre los minoristas, lo que les permite ajustar los precios fuera de la tasa oficial, según Jesús Palacios, economista con sede en Caracas de Ecoanalitica.
El gobierno podría “ser mucho más laxo con el marco regulatorio que opera sobre las operaciones en divisas”, dijo Palacios.
Las empresas ya tienen dificultades para reponer sus inventarios a medida que aumenta el diferencial de tipos, lo que supone una presión adicional sobre la inflación. Además, la reciente decisión de reducir las horas de trabajo de los empleados públicos en el marco de un plan de ahorro de electricidad ha generado inquietud sobre el consumo interno.
La situación ha erosionado aún más la credibilidad del gobierno para mantener el tipo de cambio bajo control, dijo el economista venezolano José Manuel Puente, profesor asociado de IE University en Madrid.
“Es la tormenta perfecta para que haya y siga habiendo devaluación”, aseveró