Alberto Fernández, expresidente de Argentina, junto a su expareja Fabiola Yánez. Foto: EFE
Alberto Fernández, expresidente de Argentina, junto a su expareja Fabiola Yánez. Foto: EFE

La denuncia por violencia de género contra el expresidente Alberto Fernández, con la difusión en la prensa local de presuntos chats y fotos donde se ve a la ex primera dama con moretones, conmociona a y ha desatado una crisis profunda en la ahora oposición.

El portal de noticias Infobae publicó en la noche del jueves imágenes de Fabiola Yáñez con golpes en su brazo y en su rostro y chats que comprometen al exmandatario que gobernó entre 2019 y 2023.

El martes, Yáñez, ex periodista y presentadora de 43 años que fue durante casi diez años pareja de Fernández, lo denunció por violencia física y psicológica ante el juez Julián Ercolini, que ordenó el refuerzo de su custodia y prohibió al expresidente la salida del país.

Alberto Fernández, de 65 años, niega la violencia y promete “pruebas” de que “la verdad de los hechos es otra”.

El caso ha acaparado la agenda mediática y las conversaciones de los argentinos y suscitó una ola de repudio hacia Fernández de todo el arco político, con el oficialismo a la cabeza.

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Hipocresía progresista

Apenas se conoció la denuncia, el presidente ultraderechista Javier Milei se apresuró a subrayar en su cuenta de X la “hipocresía progresista” y calificó de “estafa” las políticas de género impulsadas por Fernández.

En su conferencia de este viernes, el vocero presidencial Manuel Adorni apuntó contra los “millones de dólares gastados por todos los argentinos” en políticas como la creación del Ministerio de las Mujeres, que fue lanzado en su momento por Fernández y disuelto por Milei en diciembre.

Para el analista político Marcos Novaro la situación beneficia al oficialismo: “Está tratando de sacar todo el provecho posible de la revelación de las hipocresías del progresismo y las miserias morales de su adversario obviamente ayudan al gobierno”, explica a la AFP.

Siempre quiso o dijo apoyar al problema de género y a las mujeres y él hacía eso en su casa”, dice a la AFP Lucinda Giles, una vecina de 26 años de la localidad de San Isidro, al norte de . “Fue un gobierno realmente horrible, nefasto y la conclusión es que teníamos un presidente mala persona”, agregó.

La denuncia fue agua fresca en la agenda de un gobierno que afronta un delicado contexto económico, con una inflación de 271% interanual y casi la mitad de la población en la pobreza.

El experimentado diputado de la oposición moderada Miguel Ángel Pichetto consideró en una entrevista radial este viernes que “lo de Alberto Fernández es la explicación más contundente de por qué Milei gobierna la Argentina” y acusó al expresidente de tener una “doble moral”.

En su columna editorial en el diario La Nación de este viernes, el periodista Claudio Jacquelín sostiene que “si Milei llegó al poder como la exitosa encarnación de un instrumento de castigo a la dirigencia, los hechos que sacuden hoy a la sociedad refuerzan la vigencia de esa premisa”.

Sin embargo, Novaro advierte que al gobierno no le conviene “abusar demasiado de ese tono acusatorio, porque tiene también sus propias miserias”.

El abuso de poder queda en el foco de las preocupaciones de la sociedad y este gobierno también es propenso al abuso de poder, lo está mostrando sobre todo en el comportamiento agresivo hacia los críticos, los periodistas, sus propios funcionarios cuando los despide de modo muy brutal”, concluye.

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Los aspectos más sórdidos y oscuros

Las críticas a Fernández llegaron también desde su propio espacio político. La que fuera su vicepresidenta, Cristina Kirchner, escribió en X que, más allá de que Fernández “no fue un buen presidente”, las imágenes difundidas revelan “otra cosa”.

Delatan los aspectos más sórdidos y oscuros de la condición humana”, expresó quien fuera presidenta de Argentina entre 2007 y 2015.

Novaro considera que Alberto Fernández “era un cadáver político antes de que este escándalo estallara, porque la sociedad lo rechaza y el propio peronismo, el kirchnerismo en particular, se ha dedicado a descargar en él todas las responsabilidades por una gestión fracasada”.

Kirchner no fue la única en señalar al mandatario, la dirigente juvenil feminista Ofelia Fernández lo tildó de “psicópata” y apuntó a la vez contra aquellos que “nunca en la vida le creyeron a una mujer que denunciaba y ahora quieren colgarse de esto”.

Por su parte, el dirigente social y precandidato presidencial en 2023, Juan Grabois manifestó que espera “que se destapen todas las ollas” y llamó a hacer una “purga” dentro del campo de la centroizquierda local.

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