
Irán prometió represalias y mantuvo los ataques contra Israel tras los ataques estadounidenses contra sus instalaciones nucleares durante el fin de semana, lo que avivó los temores de una guerra más amplia en Medio Oriente y sacudió los mercados mundiales.
La República Islámica lanzó otro misil contra Israel el lunes, mientras que las fuerzas israelíes mantuvieron los ataques contra instalaciones militares y aeropuertos iraníes.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, prometió en una rueda de prensa continuar la campaña militar de Israel en Irán y en la Franja de Gaza.
Teherán aún no ha anunciado si atacará objetivos estadounidenses en Medio Oriente ni cómo lo hará. La decisión del presidente Donald Trump de desplegar bombas antibúnker y misiles de crucero sobre las tres principales instalaciones nucleares del país el domingo empujó a Medio Oriente a un territorio desconocido y aumentó los riesgos en una economía mundial que ya se enfrenta a una grave incertidumbre por sus guerras comerciales.
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El petróleo subió casi un 6% cuando abrieron los mercados en Asia, antes de recortar la mayor parte de esas ganancias, con el Brent cotizando a US$ 77.65 por barril a las 8:37 a.m. en Londres. Los futuros de las acciones estadounidenses cayeron inicialmente a medida que los inversores evaluaban los escenarios de represalias y los riesgos para el suministro energético mundial.
“La expansión del conflicto aumenta el riesgo de que suban los precios del petróleo y se impulse al alza la inflación”, afirmaron los analistas de Bloomberg Economics, entre ellos Ziad Daoud.
La amplia operación estadounidense, que tuvo como objetivo instalaciones nucleares en Fordó, Natanz e Isfahán, incluyó 125 aviones, ataques con misiles Tomahawk lanzados desde un submarino y el uso de 14 bombas Massive Ordnance Penetrator, que marca la primera vez que se utilizan en combate estas grandes bombas antibúnker.

También marcó la entrada de Estados Unidos en la guerra que comenzó el 13 de junio, cuando Israel lanzó ataques contra instalaciones nucleares y militares iraníes y mató a altos mandos y científicos atómicos. El secretario de Defensa de Estados Unidos, Pete Hegseth, afirmó que los ataques tenían un objetivo “limitado”, centrado en destruir el programa atómico iraní.
El domingo, en las Naciones Unidas, el embajador iraní, Amir Saeid Iravani, declaró en una reunión de emergencia del Consejo de Seguridad que “el momento, la naturaleza y la magnitud” de la respuesta de Teherán “serán decididos por sus fuerzas armadas”.
El Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica, que responde ante el líder supremo de Irán, el ayatolá Alí Jamenei, afirmó que seguiría atacando a Israel y dijo que las bases estadounidenses en la región eran un punto vulnerable para Estados Unidos, sin amenazarles abiertamente.
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Trump afirmó que respondería con una fuerza “mucho mayor” a cualquier represalia iraní contra activos estadounidenses. También planteó la posibilidad de un cambio de régimen en Irán, aunque funcionarios estadounidenses, entre ellos el secretario de Estado, Marco Rubio, han dicho que ese no es su objetivo.
Funcionarios israelíes han afirmado que, si bien derrocar al gobierno iraní no es un objetivo de guerra, sus ataques podrían debilitar al gobierno hasta el punto de que eso ocurra.
Tráfico en Ormuz
Una zona clave para los mercados mundiales, preocupados por las posibles vías de represalia de Irán, es el estrecho de Ormuz, una importante arteria para el transporte mundial de petróleo y gas.
El Parlamento iraní pidió el cierre del estrecho, según informó la televisión estatal el domingo. Pero una medida así, sin precedentes en los casi cincuenta años de historia de la República Islámica, no podría llevarse a cabo sin la aprobación de Jamenei, el líder supremo. Su oficina controla las decisiones de esta magnitud, normalmente en coordinación con el Consejo Supremo de Seguridad Nacional.
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Las fuerzas navales de la región advirtieron de que los barcos, especialmente los vinculados a Estados Unidos, podrían correr un mayor riesgo. Grecia, que cuenta con más capacidad de transporte de petróleo que cualquier otro país, advirtió a los propietarios de sus buques que se lo pensaran dos veces si estaban pensando en entrar en el golfo Pérsico.
Dos superpetroleros, ambos con capacidad para transportar alrededor de 2 millones de barriles de crudo, dieron media vuelta en el estrecho el domingo. Entraron en la vía navegable y luego cambiaron bruscamente de rumbo.
Un factor que puede complicar la decisión de Irán sobre cómo responder es que está muy aislado en la escena internacional. Sus principales aliados, Rusia y China, solo le ofrecen apoyo retórico, mientras que las milicias que Teherán ha armado y financiado durante años se niegan o no pueden entrar en la lucha.
Las autoridades rusas han dejado claro que el tratado de cooperación firmado por ambos países en enero no incluye obligaciones de defensa mutua. Y China, que importa gran parte de su petróleo y gas natural licuado del Golfo, incluido Irán, sería reacia a que los precios de la energía se dispararan debido al cierre o los ataques a petroleros en el estrecho de Ormuz.